sábado, 27 de noviembre de 2010

LA MASONERÍA EN EL TANDIL

LA MASONERÍA EN TANDIL

La Historia de la Humanidad mantiene, pese al paso de los siglos, algunos misterios que persisten aún en nuestro tiempo.
Uno de esos temas es la masonería, que desde hace más de tres siglos tiene peso e influencia relevantes en el mundo y de la que sin embargo no muchos pueden definir claramente sus objetivos, libres de prejuicios…Hoy dedicaremos a este tema la nota, la que por obvias razones de espacio, será necesariamente breve.
Steven Bullock, del Worcester Polytechnic Institute (EEUU), ha publicado recientemente un trabajo sobre el tema. Allí sostiene que:”… casi todos han escuchado hablar sobre los masones. Algunos tienen familiares masones o saben de personajes famosos que pertenecieron a la fraternidad. Otros han visto sus salones de reunión o su emblema de la escuadra y el compás. Un número menor teme que busquen socavar la religión y el buen gobierno, e incluso hasta manejar el mundo. Sin embargo, aunque tanta gente esté familiarizada con la masonería, sólo unos pocos saben de qué se trata. Aunque suene paradójico, muchos miembros poseen una vaga idea sobre su historia. Y las personas ajenas., obviamente, conocen aún menos. La masonería es complicada, y su capacidad para convocar alrededor de cinco millones de miembros -que se reúnen en diferentes partes del mundo desde hace trescientos años- está relacionada con esa complejidad”.
El primer elemento clave es lo secreto. La masonería no responde a las ideas tradicionales sobre sociedades secretas en las cuales sus integrantes y hasta su mera existencia es ocultada. Pero lo secreto si juega un papel esencial. Las ceremonias, cuyos participantes normalmente juran no develar:. Si bien tradicionalmente la organización acepta sólo hombres en sus instituciones centrales, hasta el siglo XX excluía a quienes no fueran blancos, siempre fue muy amplia en otros aspectos: admitió a personas de cualquier nacionalidad, filiación política y religión dentro de una hermandad de respeto e igualdad. Estos ideales atrajeron a importantes defensores de la libertad del siglo XVIII.
Estos fundamentos hicieron a la masonería flexible y duradera pero sus componentes múltiples alimentaron temores. Algunos grupos religiosos incluyendo la Iglesia Católica y algunos protestantes conservadores, la han condenado porque vieron en su apertura religiosa, un desafío a su reclamo de verdad a veces sosteniendo que los masones se dedican a las ciencias ocultas o incluso a rituales satánicos. Aunque estos conceptos circularon alrededor de la organización desde sus comienzos, fueron reforzados en el siglo XX cuando dictadores como Lenin, Franco o Saddam Hussein la suprimieron. También Hitler envió miles de miembros a campos de concentración y cámaras de gas. Frente a tales opositores la masonería suele esconderse en las sombras sin conocerse exactamente en qué instituciones nacionales e internacionales, laicas o religiosas están.
Aunque llevan tres siglos ejerciendo una notable influencia en todo el mundo y generando opiniones muy radicales a favor y en contra, los masones siguen siendo un misterio. No muchos pueden definir sus verdaderos objetivos.
Ya desde el mismo nacimiento oficial de la masonería moderna, a principios del siglo XVIII, el peso intelectual y económico de muchos de sus miembros, sumado al secretismo de sus actividades -que ellos califican de simple discreción-, incitó a los gobiernos de muchos países a luchar contra una institución que escapaba a su control. Aunque suele señalarse la constitución de la Gran Logia de Inglaterra, en 1717, como la carta fundacional de la masonería en tanto sociedad iniciática y filantrópica, las raíces de la organización se remontan a la Baja Edad Media. En aquella época, la actividad económica ("artes y oficios") se basaba en los gremios, organizaciones profesionales herméticas, llenas de lemas y contraseñas ideados para dificultar la intromisión laboral. En la era de las catedrales, no es de extrañar que uno de los gremios más prestigiosos fuera el de la construcción, de donde tomaron el compás y la escuadra, símbolos centrales de la masonería, junto con la G (de gnosis), que representan al Gran Arquitecto del Universo. No nos ocuparemos en esta nota de temas que como jerarquías, ceremonias, templos y vestimentas-entre otros- son interesantes, pero exceden el objetivo propuesto.
EN ARGENTINA
En la página oficial de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones se definen como una “Sociedad filantrópica, filosófica y progresista. Sus objetivos: la exaltación y el perfeccionamiento de las más elevadas virtudes humanas.”
La Orden asienta sus principios en los ideales de Libertad, Igualdad y Fraternidad; y considera que el hombre puede alcanzar su realización a través de la Ciencia, la Justicia y el Trabajo (trilogía que constituye su lema). Estos ideales, que en el seno de nuestra Institución no sólo se expresan sino que se hacen realidad, fueron los que inspiraron a hombres de todos los tiempos a la hora de enfrentar y combatir regímenes opresores, despóticos o que negaban la dignidad de la condición humana”.
“Nuestra misión esta dirigida a sostener los valores más relevantes que enseña nuestra fraternidad. Valores básicos que incluyen: Ética ,Tolerancia, Crecimiento personal, Filantropía, Familia y Libertad.
Fuimos iniciados,-dicen- pero cada cual ubica su lugar, aprende a dominar lo que le corresponde. Cada cual encontrará lo que tenga que encontrar, buscará y hallará según su propio desarrollo o interés. En nuestro caso las herramientas son la regla de 24 pulgadas, el mazo y el cincel, herramientas que utilizaremos en el transcurso simbólico de los 3 años de aprendiz, para dominar nuestras tres primeras artes: la gramática, la lógica y la retórica”.
ORÍGENES DE LA MASONERÍA ARGENTINA
La masonería Argentina moderna, según E. Corbière, tuvo como partida de nacimiento la constitución de la Gran Logia, el 11 de diciembre de 1857. Esta constitución produjo un complicado trámite a raíz del virtual enfrentamiento entre Miguel Valencia (1799-1870) que provenía de una familia unitaria que había retornado del Brasil, luego de un extenso exilio, y José Roque Pérez (1815-1871), un federal que había sido funcionario diplomático durante el gobierno de Rosas.
Miguel Valencia era, como Pérez, un jurisconsulto. En 1832 había sido redactor de El Telégrafo del Comercio, pero al poco tiempo tuvo que abandonar Buenos Aires por la persecución rosista y se trasladó al Brasil. En la masonería lo había iniciado el Dr. Julián Álvarez (1788-1843), figura clave de la masonería en mayo de 1810. En pocos meses, Pérez recorrió las tres logias que reconocían el liderazgo de Valencia y lo dejó sin base de sustentación. Con las que le respondían y con aquellas que se habían agrupado junto al doctor Valencia, José Roque Pérez fundó la actual Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones.
La constitución de la Gran Logia dio organicidad a las diversas logias, uniendo a las que actuaban en Buenos Aires y luego a éstas con las del interior del país. Aquel 11 de diciembre de 1857 realizaron el pacto de unión varias logias, eligiendo como Gran Maestre al doctor José Roque Pérez. Jurista notable, diplomático, filántropo y humanista, Pérez, junto a otros cofrades, en su mayoría médicos - como el doctor Manuel G. Argerich -, murieron socorriendo a los enfermos durante la epidemia de fiebre amarilla.
En Buenos Aires, las primeras noticias de la hermandad se remontan a fines del siglo XVIII. La primera logia en territorio argentino fue la "Logia Independencia", siempre siguiendo a Corbière, con protocolos de autorización otorgados por la Gran Logia General Escocesa de Francia. Dicha autorización data aproximadamente de 1795 y su sola denominación acusaba en sus integrantes una concepción autonomista para las tierras americanas. .
En cuanto a la "Logia Independencia", con ese nombre apareció otra logia, presidida por Julián B. Álvarez, en 1810, y es probable que no haya tenido continuidad con la homónima anterior. Esta logia dirigida por Álvarez es la que suministró los elementos básicos para la constitución de la Logia Lautaro, con la cual se inició el historial más importante de la masonería en la Emancipación.
Por su parte A. Lappas sostiene que “La Logia presidida por el doctor Álvarez tiene una importancia fundamental por cuanto de entre sus miembros fueron: seleccionados aquellos que secundarían a Alvear, San Martín, Zapiola y demás masones viajeros que llegaron en la fragata Jorge Canning, para la fundación de la Logia Lautaro de Buenos Aires. La Logia Lautaro fue fundada en 1812 y sus integrantes formaron posteriormente las lautarinas o lautarias de las ciudades de Santa Fe. Córdoba y Mendoza en la Argentina, de Santiago de Chile y de Lima, Perú”.
Acerca de esas Logias se ha entablado una polémica más de una vez apasionada, acerca de si eran o no masónicas. Los que les negaron tal carácter sostienen que "aparte del formulismo masónico esas agrupaciones tenían fines patrióticos y sus componentes eran profundamente católicos.”
En cuanto a la actualidad, resulta particularmente interesante leer algunos de los conceptos vertidos por el actual Gran Maestre de la Gran Logia Argentina, Ángel Jorge Clavero cuando asumió en 2008 el cargo y dijo, entre otras cosas:
“Entendemos la masonería como una asociación de carácter mundial, iniciática, filosófica, filantrópica, ecléctica, formadora de hombres éticos y libres, y progresista que procura fomentar entre sus adeptos el amor a la verdad, el estudio de la moral universal, de las ciencias y de las artes y que desarrolla en el corazón humano, sentimientos de admiración y calidad, de tolerancia religiosa y de ayuda a los deberes de la familia. Que no admite dentro de si y trata de exterminar en lo posible en la sociedad los odios de raza, los antagonismos de nacionalidad, de opiniones, de creencias e intereses”.
……...
A tal fin, pasaré a explicitar algunas de las medidas a aplicar en nuestro mandato.
“Se pondrá especial énfasis en las relaciones de la Institución con la sociedad, tanto en las áreas gubernamentales como en las organizaciones intermedias y la opinión pública. Se utilizarán todos los medios a nuestro alcance para difundir nuestros principios, con la finalidad de contribuir a una sociedad mejor y más justa. Desde el Consejo de la Orden se deberá procurar los medios más idóneos para que nuestra Institución recupere cada día mas espacios en la sociedad..
……..
“Se prestará especial atención a la conmemoración de las fechas patrias que indican nuestros Reglamentos Generales, como así también a todo evento de trascendencia social y política como lo son la Reforma Universitaria del 21 de junio de 1918, el Día del Librepensamiento, el Día Internacional de la Tolerancia, piedra angular de la acción y prédica de la Francmasonería, el Día del Laicismo y de la Libertad de Conciencia, etc.
……..
“Y extramuros hacia la sociedad profana, como lo hemos hecho hasta hoy, defenderemos la República como estructura de gobierno y la democracia como estilo de vida, la división de poderes, el laicismo en materia de educación, pero no como negación de las religiones sino por el contrario un laicismo positivo que contemple a las religiones para la esfera privada de los hombres”.
EN TANDIL
La masonería en nuestra ciudad nació oficialmente poco después de la matanza de Tata Dios de 1872, cuando patrocinada por la Logia Estrella del Sud Nº 25 de Azul (que había establecido en 1867, el Cnel. Älvaro Barros, fundador de Olavaria) y con la autorización del Gran Maestre de la Gran Logia Argentina, Nicanor Albarellos, se fundó la Logia “Luz del Sud” Nº 39, el 7 de setiembre de 1872.
Las primeras autoridades de la Logia fueron: Pte: Eugenio Iriarte, (26 años, empleado del Bco. Provincia e hijo del Gral. Tomás de Iriarte);Vice 1º: Bernardo Sabatte Laplace; vice 2º: Carlos A. Díaz; orador: Miguel Méndez; Srio: Julián Arabehety; tesorero: Ramón Santamarina; Hospitalario: Eustaquio Herrera, otro: Manuel Suarez Buyo.
Sin embargo ya desde 1870 iniciativas de tipo masónico se habían concretado en Tandil, como lo señalamos en nuestro libro “Los italianos en Tandil”, al fundarse la primera mutual llamada Sociedad Filantrópica La Caridad. Esta Sociedad fue la primera de su tipo, fundada el 1 de noviembre de 1870, por vecinos de origen mayoritariamente extranjero, con principios afines a los masones y que dio origen, más tarde, a otras sociedades mutuales (española en 1873 e italiana en 1877). Resulta interesante verificar que muchos de sus integrantes fundadores fueron luego quienes crearon la logia Luz del Sud. La Sociedad designó al Dr. J.Fuschini como médico para sus asociados, transformándose así en el primer médico mutual de Tandil.
En esta etapa, 1872, la Logia nació como una logia operativa que trabajó para encauzar la vida pública del pueblo, aquejada por diversas problemáticas que incluía el fraude político y la puja entre las viejas familias criollas y los extranjeros que traían ideas progresistas, como bien sostiene el amigo y colega H. Nario, conflicto que se complementaba con la dura pelea entablada entre la Iglesia y el Liberalismo: el avance laico era evidente y se imponía a la prédica del clero, quitándole espacios de poder, posibles causas éstas que ayudaron a desatar la matanza de pobladores extranjeros del 1 º de enero de 1872. Por último, esta matanza fue la excusa histórica para dar plenitud al actuar masónico que ya existía en forma velada, como señalamos, a través de la Sociedad Filantrópica "La Caridad" en cuyo Reglamento (transcripto en “Lo Italianos en Tandil”), quedan de manifiesto sus objetivos afines a la masonería.
Pasada aquella verdadera pesadilla, el pueblo retomó su calma y en 1874, el Dr. Fuschini, que estaba casado con Blanca Fidanza, convenció a su cuñado, el Dr. Eduardo Fidanza, para que se radicara en nuestro pueblo para colaborar en su infatigable tarea en favor de la salud pública.
Los doctores Fuschini y Fidanza (quien luego contrajo matrimonio con la hermana del gran naturalista E. Holmberg), abrieron una " Casa de Sanidad", que sería precursora del primer hospital. Le correspondió precisamente a la Logia, a impulso de los citados médicos, la creación del denominado "Asilo San Juan", en 1880, que ubicado en el edificio de la intersección de la entonces Río Bamba (hoy Alem) y Maipú, atendería gratuitamente a pacientes, internación incluida. En ese momento era Venerable Maestro de la logia local Juan J. Zavala.
Ese "asilo" fue en realidad el primer centro de atención que podríamos denominar hospitalaria, excluyendo al antiguo "hospital militar", que había funcionado en los restos del que quedaba en el Fuerte, demolido a partir de 1864.
Como corolario de estas intenciones, el Concejo Deliberante sancionó una ordenanza el 24 de julio de 1888, que consta de once artículos, por la que se accedía a la propuesta de Juan M Dhers (también masón), de adquirir el Asilo San Juan para que fuera el Hospital Municipal, ordenanza que el primer Intendente Duffau, promulgó el 3 de agosto de ese año. La vieja esquina fue así convertida en el primer nosocomio municipal. Además de los vecinos que harían las veces de administradores, se designó a los Dres. Fuschini y Peré, como los dos primeros en conducir los destinos profesionales del Hospital, incorporándose a fines de agosto de ese año a los doctores Camilo Gil e Ignacio Lizarralde, dividiéndose al hospital en dos secciones: una de medicina a cargo del Dr. Peré y otra de cirugía a cargo del Dr. Fuschini.
El Dr. Fuschini se había iniciado en la masonería en la Logia local, la que presidió en 1875 y 1876, en tanto el Dr. Eduardo Fidanza fue iniciado en Tandil el 16 de agosto de 1892, fue Gran Secretario de la Logia en 1893-94 y luego integró el Supremo Consejo Grado 33 (el máximo) de la Gran Logia.
Prosiguiendo con la labor masónica, el 6 de enero de 1888 se fundó la Sociedad Hermanas de los Pobres, integrada por las mujeres de los masones militantes. En ese mismo año, pero en julio, apareció la revista La Luz, como órgano de la citada Sociedad dirigida por José Venegas que duró hasta el año siguiente cuando fue reemplazada por la Revista Mensual luego denominada Trimestral.
En 1900, José A. Cabral (iniciado ese año en la Logia local, la que presidió entre 1913 y 1915) fundó Luz y Verdad, que se autotituló periódico liberal, de neto carácter masónico y que pronto se enfrentó con la Hojita del Hogar del catolicismo. Duró tres años, ambas desaparecieron en 1904, año en que Cabral fundó el primer diario de Tandil, La Democracia.
En 1908, a impulsos de la masonería, fundó la Biblioteca Rivadavia, y ya en 1919 Nueva Era. Cabral, fallecido en 1952, mantuvo el liderazgo masón en Tandil teniendo duras polémicas especialmente con la Iglesia Católica a través de los párrocos Chienno y Actis y con el nacionalismo católico, claro enemigo del liberalismo masón.
Consignemos también que entre los fundadores del radicalismo de Tandil, militaron varios destacados masones de la época como los hermanos Dhers, Raimundo Piñero y los De la Canal. El radicalismo fue el partido político con más afinidad a la masonería en el país y también en Tandil.
Entre la actividad de Cabral y la posterior, pasaron algunos años hasta que en 2006 se reactivó con la presencia del porteño Guillermo Muzlera como Venerable Maestro (presidente) que le dio nuevamente impulso, participando en actos como el del homenaje por el centenario de la Biblioteca Rivadavia en 2008, integrando la Comisión Honoraria, donde Muzlera transmitió la adhesión de la Masonería de Tandil.
Lo sucedió como Venerable Maestro, por un corto lapso, el marplatense Carlos Menconi, hasta que asumió como Venerable Maestro (presidente) el médico tandilense José Carlos Bustillo Arce, que la preside actualmente.
Las autoridades de la Masonería Argentina para el período 2008-2011 son:
Preside como Gran Maestre: Ängel Jorge Clavero; Pro Gran Maestre, Nicolás Breglia; Ex Gran Maestre Sergio Nunes; Ex Gran Maestre Jorge Alejandro Vallejos; Ex Gran Maestre Alejo Neveloff; Gran Primer Vigilante: Marcelo Llobet; Gran Segundo Vigilante: Sergio Costigliolo; Gran Orador Fiscal: Pablo Urcéolo; Gran Secretario: Pablo Lázaro; Gran Tesorero: Néstor Figarolo; Gran Hospitalario: Eduardo Grzona. Además como Gran Consejero figura el VM Guillermo Muzlera, que fuera el reorganizador de la Logia local en 2006.
Hemos querido, estimado lector, darle un brevísimo panorama de la historia de la masonería, a la que pertenecieron y pertenecen vecinos de actuación destacada en la política, la economía y otras actividades de la comunidad, esperando poder ampliarlo en el futuro.
Daniel Eduardo Pérez

sábado, 30 de octubre de 2010

OTROS TIEMPOS...

COSTUMBRES TANDILENSES DE OTROS TIEMPOS

Las sociedades van adoptando modas, costumbres….según pasan los años…
No sólo la ropa, el calzado, la comida, las bebidas, la música, etc., van cambiando. El uso del tiempo personal y colectivo también. Tandil no fue ni es ajeno a todos estos cambios, potenciados hoy por los medios y la publicidad. Nuestra propuesta es recordar juntos, amigo lector, aquellos tiempos pasados…
Hace apenas cincuenta años, era común que nuestros padres y sus amigos se reunieran a conversar y previo al almuerzo se tomaran un vermouth, un copetín, a manera de despertador de apetito…aperitivo que le dicen…
El Gancia, el Martini, el Fernet, la Ferroquina Bisleri, la Xerez Quína el Cinzano, el Campari…constituían las bebidas infaltables, a veces junto a la soda, que eran usadas para ello, acompañadas de maníes (con cáscara, por supuesto), aceitunas y algo de queso y salamín (aunque el auge de estos dos últimos fue más reciente).
Anís (el famoso 8 Hermanos, etiqueta azul o roja), Hesperidina, Oporto y licores varios, además de Legui y en verano, la granadina, eran para otros momentos del día y allí las damas se prendían…
Los pibes de la época, luego de la escuela y mientras tomaban “la leche”, (el café con leche o el matecocido, la cocoa, la cascarilla o el Toddy), escuchaban por la radio “capilla” o las más “modernas” (pero igualmente a lamparita), las apasionantes aventuras de Tarzán o de Poncho Negro o del Hombre Invisible (desarrollo de la imaginación que le dicen…), después que nuestros padres escucharan la radionovela El León de Francia, o las creaciones de Juan Carlos Chiappe o A.Bates, calentados por la cocina “económica” a leña o las recordadas estufas a “gas de querosén” con “velas” o el calentador Bram. Metal, que entibiaban un poco el ambiente hogareño, después que las escarchas duraderas de los inviernos provocaran en niños y no tan niños, los consabidos sabañones. Después, especialmente en primavera y verano, un poco de “jugar a la pelota” en la calle o en un potrero si lo había cerca…o a las figuritas (la arrimada y tapadita) o la bolilla (la quema)…mientras los hombres escuchaban en las radios los programas deportivos…
Entre niños y adolescentes, la compra o intercambio de las revistas de historietas era un rito importante, que se esperaba con fruición. Por eso nos detendremos algunas líneas más en este apasionante tema de las historietas que hicieron época (para placer de nuestro Director…).
A mediados de los años cuarenta, la publicación de tres revistas inició una nueva era, una especie de edad de oro que no se prolongó mucho más allá de la entrada de los sesenta: Rico Tipo (1944), Patoruzito (1945) e Intervalo (Editorial Columba, 1945) reinaban, en tanto la Ed. Abril acercaba al país al grupo italiano de Pratt y Ongaro, que marcaron época y el espectro se completaba con la antigua Billiken, para los chicos. Dentro de la historieta seria se destacaba Vito Nervio, al principio realizada por Augusto Cortinas (guiones) y Mirco Repetto (dibujos) y luego de 1946, por Leonardo Wadel y Alberto Breccia.
En 1947 apareció la revista Salgari, donde el personaje Misterix (de la dupla Ongaro-Campani) adquirió tanta popularidad, que en 1948 decidieron editar su propia revista, al principio conteniendo material de origen italiano para ir paulatinamente añadiendo obras de autores argentinos.
En 1951, en la revista Cinemisterio, publicó su primer trabajo Héctor Germán Oesterheld, que se convertiría en uno de los guionistas más importantes del país, ícono de la historieta argentina… Al año siguiente-1952- se publicó el que sería el primer éxito de Oesterheld: Bull Rocket, con dibujos de Paul Campani en la revista Misterix. Tres años más tarde, junto a su hermano Jorge, creó la Editorial Frontera donde aparecieron versiones noveladas de Bull Rocket y Sargento Kirk y dos años más tarde editaron las revistas Frontera y Hora Cero, mensuales y con historias completas. El 4 de septiembre de 1957 apareció Hora Cero, Suplemento Semanal, dedicada a las historias continuadas (desde 2005 se festeja el Día de la Historieta los 4 de septiembre en honor a esta publicación). Es en esta revista que comenzó a publicarse El Eternauta, un clásico de la historieta argentina, con guión de Oesterheld y dibujos de Francisco Solano López. Ese mismo año Columba sacó una nueva revista: D'Artagnan y Landrú lanzó la suya que llevaba el nombre de uno de sus personajes: Tía Vicenta, dedicada al humor.
De la mano de dibujantes como Alberto Breccia, Francisco Solano López, Hugo Pratt, Daniel Haupt y Gustavo Trigo, se introdujo la escuela expresionista que se manifestaba, entre otros rasgos, en el cultivo de los contrastes de tono; en la línea escueta; la neta definición de tipos faciales y corporales extremos y en la presencia permanente de detalles que remitían a lo terrible o lo grotesco.
Es también en esta década que surgió otro de los íconos historietísticos argentinos: Mafalda, de Quino. Esta tira, que fuera pensada para la publicidad de una línea de electrodomésticos, hizo su debut en las páginas de Primera Plana el 29 de septiembre de 1964. En 1965, por diferencias con los editores, Quino trasladó su tira hacia el diario El Mundo, de gran circulación a nivel nacional. Un año después Mafalda se multiplicó en diarios de todo el país y también de Uruguay y hacia fin de año se publicó el primer libro recopilatorio, agotado en dos días.
En 1966 hizo su debut un historietista paraguayo, de gran trayectoria en la Argentina: Robin Wood. Lo hizo en la revista D'Artagnan junto al dibujante Lucho Olivera con una historieta llamada Aquí la retirada. Un año después, la misma dupla publicó el primer episodio de su exitosa obra, Nippur de Lagash. El Cabo Sabino y “las mejicanas”- a color-fueron también muy requeridas.
La compra de estas revistas: Misterix, Patoruzito, Poncho Negro, Rayo Rojo, el Tony, (.qué dibujantes y guionistas!), era un rito infaltable, en tanto nuestras madres leían Para Ti, Damas y Damitas, Vosotras, Mundo Argentino o la más restringida Selecciones y nuestros padres, las famosas revistas deportivas El Gráfico y Goles y en algunos casos La Chacra….
Fueron los tiempos en que a los chicos nos daban “tónicos”… oporto batido con yema de huevo, canela y leche (riquísimo) que llamaban “candeal” o el horrible “aceite de hígado de bacalao” , la “emulsión de Scott”…o lisa y llanamente un “jugo de carne exprimida” y se nos curaba con ¡”cataplasmas “ y “ventosas”!…
Ya adolescentes, en los “asaltos”, se tomaba Cubana sello verde o rojo, algún wisky o ginebra y pitando el Particulares corto sin filtro (negros), los Fontanares de Oro o los Comander o Saratoga, entonaban el ánimo, mientras se “relojeaba” alguna interesante “piba” luciendo las provocativas minifaldas (surgidas en los ’60 ) y se la sacaba a bailar entre los sones de algún bolero o de un foxtrot, que el fiel Wincofon reproducía de los discos de 33, 45 o 78 rpm.……
Comprar cigarrillos importados “de contrabando” en “kioscos especializados” era ya un placer supremo, fueran los Chesterfield o los Camel…..eran otra “cosa”, porque además de buenos, tenían el sabor de lo prohibido.
El club, el bar del barrio o lugares donde se ofrecían picadas de “20 platitos” (la Estación, el de Colón y Garibaldi….) eran concurridos habitualmente. Claro que también había lugares muy especiales, únicos, donde el tandilense se ufanaba ante invitados “de afuera”,ofreciendo un verdadero lujo en “lo de Tolosa”.
Desde el legendario "Tokio", al "Victoria" o al "9 de Julio"-por sólo mencionar unos pocos famosos en la memoria popular -muchos fueron los" estaños" donde nuestros padres y abuelos se acodaron y las mesas a las que se sentaron para beber una copa como para "calentar el garguero" en los fríos días de los inviernos tandilenses., pero en Las Heras, entre Alsina y 4 de Abril-querido barrio del Club Excursionistas-estaba el almacén "San José" del matrimonio de José y Micaela Tolosa, el que en 1951 fue transformado por su hijo Ignacio en el "Bar Tolosa". Nacía con él lo que a la postre sería un hito en el rubro y centro de reunión de los vecinos.
Sus copetines alcanzaron fama nacional y no sólo los disfrutamos los tandilenses, sino además cuanto turista o visitante ilustre llegaba a la ciudad. Fina platería y cristalería servían de regocijo visual, para acompañar las exquisiteces que doña Herminia ponía a disposición de la clientela, que además podía elegir la bebida de su preferencia de la bodega más importante que tuvo Tandil, porque don Ignacio tenía la "debilidad" de nutrirla con las marcas y procedencias más variadas. Champán francés, vodka ruso, wisky escocés, coñac español, vinos italianos, chilenos, franceses, españoles y de cuanta nacionalidad hubiera en el mercado, estaban allí cuidadosamente estacionados a la espera del paladar más exigente.
Allí se reunían desde maduros vecinos hasta jóvenes con sus novias, provenientes de los más variados orígenes. No faltaron las mesas donde la política quedaba de lado y la amistad superaba barreras de otro forma infranqueables para la época: peronistas, radicales, conservadores-don Ignacio era de los de la boina roja-disfrutaban de la atención de este verdadero artista de la especialidad.
“Lo de Tolosa” cerró en 1991, cuando Susana y su esposo, Ignacio Barbeito, cerraron.
Más cerca en el tiempo, la picada se extendió como una cuasi comida donde los reyes eran los embutidos y quesos tandileros, cuya fama ha atravesado fronteras y entonces “la picada” era-y es- una comilona de variedades de quesos increíbles y además de salames y salamines de todo tipo.
Así fueron surgiendo las casas que hoy conocemos donde tandilenses y turistas gozan, con sus paladares bien dispuestos, de estos manjares exquisitos por los que muchos viajan exclusivamente para degustarlos a nuestras serranías…
Los bares fueron despareciendo, los de los clubes ya no son los mismos…el mus y el truco lo juegan los “viejos”…
Hoy los jóvenes toman variedad de bebidas, casi todas alcohólicas, siendo el fernet con coca cola de las preferidas. Son las bebidas que en “la previa” y dentro de los locales bailables, consumen en grado abundante, hasta hacer mucho más frecuente ver a los adolescentes alcoholizados que otrora….
De la “vuelta al perro” de los domingos con los viejos o ya solos “a la pesca”, queda poco y nada. Volvían de pasearnos por las-para nosotros aburridas- vidrieras de Gath y Chaves, de La Pampa Florida, del Trust Joyero… para ir, al regreso, a lo de Arenas y comprar sus exquisitos pasteles o a la impar pizzería de los Carrillo, donde fritaban la empanadas a la vista del paseante por la vereda……y la muzzarella con anchoas era la estrella resplandeciente, la que al llegar a casa satisfacía el hambre contenido…
Los cumpleaños infantiles y juveniles eran el “chocolate con masitas” , la infaltable torta y alguna bebida sin alcohol. El cotillon, los juegos, etc. eran desconocidos….
Los del secundario, en los citados asaltos, juntaban unos pesitos, pero agrupaciones, viajes de egresados, farándula, etc.etc., no existían y al son de los discos de pasta y el Wincofon, se bailaba “apretado”, con una Cubana en la mano…y algún “filito” se lograba (“el levante” de hoy…).
Dejemos en claro que era la época en que se comenzaba el secundario de pantalones cortos…si, cortos… y pasar a ponerse “los largos”, era casi una ceremonia que daba otro estatus.
La pelota en la calle, el básquet y el fútbol en algún potrero, las “veladas” en el teatro, las “escapadas” y a los veinte, el servicio militar que nos ponía a los varones en el límite de la “hombría”, eran etapas infaltables….luego ya se era otra cosa…
El cine continuado y las series dominicales en el Salón Parroquial, las argentinas del Súper y las de cowboy en el Americano reo, con “sanguche” de mortadela en mano, constituían estaciones infaltables de la muchachada.
La bohemia de los mayores, los debates, las reuniones literarias, se fueron esfumando y se fueron transformando en “rara avis” hoy extintas….
Muchos de ellos tenían sus segundas casas en los clubes de barrio, las parroquias, los partidos políticos, las agrupaciones juveniles (de colectividades, de ayuda al prójimo, etc.) y en esos espacios se practicaba deporte, teatro, canto, se veía cine, se organizaban trabajos barriales y comunitarios.
Años en que la leña hacía lo que hoy el gas permite, de Misiones venía la yerba en bolsas y de Mendoza o San Juan las bordalesas para la venta del vino suelto, así como los porotos, garbanzos, harina, harina de maíz, etc. también se vendía suelta al kilo, envolviéndolos con el tradicional papel de “estraza” (hoy lo conocemos como papel madera).
No faltaban los cigarros, de tabaco fuerte de “hebra negra” que habitualmente armaban los mismos fumadores, para lo cual se vendía el papel especial y el tabaco suelto.
Los repartidores de leche, carne, pescado, pan, verduras, hielo (las heladeras funcionaban con barras de hielo), los helados Laponia, el afilador…los “turcos” mercachifles que con sus canastos anunciaban por los barrios que vendían “baratu beines y beinetas” quedaron en el pasado…
Las “masitas” tenían en marcas, especialmente, su mejor representación: Canale, y sus bizcochitos (que los médicos recetaban cuando estábamos enfermos…), Terrabusi y Bagley: Tentaciones, Manón, Colegiales, Bu Bu….
La dieta fue variando y hoy por razones diversas, el tradicional asadito ha ido perdiendo su lugar de privilegio y se consume menos, como las estadísticas lo indican: en Argentina el consumo de carne bovina anual se encuentra actualmente en torno a los 57,5 kilos por habitante, mucho menos que hace 30 años. Este último dato relegó al país al segundo lugar, por debajo de Uruguay luego de un siglo de mantenerse como el líder en consumo de carne.
La baja de la ingesta de carne tuvo como consecuencia el incremento de un sustituto y la mesa de los argentinos incorporó una mayor cantidad de productos de origen aviar. En los ‘90, un residente de este país comía unos 12 kilos de pollo al año. Actualmente, con un alza del 175%, esa cantidad subió a 33 kilos
En los vinos, de los 65 litros promedio que se registraban por habitante al año hace 40 años, se redujo notablemente y el vino común de mesa ha dado paso a un mayor consumo de los vinos varietales, caracterizados por una mayor calidad.
En cuanto a las gaseosas, la aceptación creció 85% desde la década del ‘80, cuando una persona consumía unos 44 litros al año. Ahora, la marca promedia los 81 litros, aunque se encuentra estancada. y la diversificación de la oferta en variedades de aguas saborizadas ha crecido.
Hasta la forma de consumir lácteos cambió: hace 20 años, pocos tomaban más de 4 litros anuales de yogur. En 2009, se contabilizaron 12 litros. En cambio, se toma menos leche. En los ‘90 sumaban 229 litros anuales por habitante y a principios de esta década se redujeron a 182.
Ni las golosinas quedaron al margen de los cambios y de aquellos chicles Adams a los Bazooka, del globito y los caramelos MuMu a hoy, lo light se ha impuesto y barritas de cereal, alfajores de arroz y similares, suplieron de a poco al chocolate relleno pletórico de calorías…
Si repasamos marcas varias de diversos productos, que se consumían comúnmente, tendremos más en evidencia cómo cambiaron los tiempos. En una rápida enunciación podemos recordar por ejemplo:
El Pernod ( una marca de anís francés), Bidú, Bilz, Canada Dry, Cunnigton, Gini, Mirinda, Pindy , Pomelo Neuss, Pomona, Refres Cola, Spur Cola, Chinato Garda; Dulce de leche suelto, Chocolatada La Vascongada, el Fiambrín, Jamón del diablo (con llavecita para abrir); jugos Delifrú , Tri Naranjus y Minerva; aceites La Malagueña, La Patrona, Único, Ybarra, 7 días; Ovomaltina, Fideos Letizia, Flan Ravana, Vascolet; vinos Arizu, Cavic, Pangaro, Ripober, Talacasto, Uvita, Zumuva; Helados Macri, Instantix, Kero, Polvo Royal; Ponche Capitán de Castilla, Productos Armour, CAP, La Negra; Yerba Salus; Zucoa …y cuántos más!
Ni mejor ni peor…otra cosa……diferentes……sin TV, PC, ni celular ni play station,
para aquellos vecinos tener una Spika o una Noblex Carina (con los revolucionarios transistores!) era casi un lujo…
Una imagen simple de esta mutación social lo muestra el paso del cine, al video VHS y al DVD y ahora al 3D, todo en casa, casi con miedo al afuera, construyendo así una sociedad de individualistas…pero ya no hay marcha atrás. Nos queda mejorar lo que viene…si podemos…


Daniel Eduardo Pérez

sábado, 2 de octubre de 2010

LOS GARDEY

GARDEY
Un apellido, un pueblo, una historia…

En la historia tandilense hay apellidos que haban por sí solos. Decimos Fugl o Santamarina, Vela o Gardey y estamos resumiendo parte del entramado mismo de nuestro pasado…
Como lo hemos expresado en distintos artículos publicados en Tiempos, entre los primeros pobladores que se establecieron en el Tandil, prácticamente cuando todavía era apenas una insignificante aldea, están los hermanos Ignacio y José Ramón Gómez, además de otros que fueron enfiteutas tempranos-1830- entre ellos Pedro Ponce, Martiniano Rodríguez, Gregorio Guerrico y don Pedro José Vela, de quien nos hemos ocupados específicamente en el Nº-- de Tiempos.
Como allí manifestamos, Vela fue favorecido por la entrega de tierras y cesiones de otros enfiteutas, tal el caso de la zona denominada “orqueta de los dos Arroyos” (sic), que la recibe del citado Ponce en 1834, a las cuales incorpora más tarde las que eran de los mencionados Guerrico y Rodríguez, en Las Horquetas del Chapaleofú, a quienes se las adquiere.
A todo esto, Rosas gobernó la Provincia hasta Caseros, 1852, en que fue derrotado por las tropas de Urquiza, como todos sabemos. Pocos meses después una de las propietarias de la zona que estamos citando, Josefa Montes de Oca, vendió a la esposa de José Ramón Gómez, doña Pilar López Osornio,( prima de Rosas y perteneciente a la poderosa familia que desde el siglo XVIII era dueña de la famosa estancia El Rincón de López entre las desembocaduras de los ríos Samborombón y Salado),.las casi siete leguas cuadradas que abarcaba desde la margen oriental del Chapaleofú hasta las proximidades del ejido del Tandil, donde levantó el establecimiento “El Pilar”, nombre con el que la zona comenzó a ser conocida.
Es por esos años en los que aparece en esta historia el apellido que da título a la nota: los Gardey.
Quiénes eran los Gardey?.
Merced a la inestimable colaboración de María Delia Vacarezza Gardey y a la valiosa investigación de Marcelino Irianni, que integra el libro “Historia de los vascos en la Argentina”, publicado este año, podemos saber detalles hasta ahora inéditos acerca de la vida de esta familia que luego se constituyó en una de las tradicionales de Tandil.
“Los Gardey –nos dice María Delia-eran bearneses, provenientes de la comuna de Lay Lamidou cercana a la ciudad amurallada de Navarrenx y de Pau, la capital de Béarn’.
“El apellido es compuesto: Gardey dit Limonère y deriva de Dominique Gardey y de Marie Limonère abuelos de todos los que emigraron a América. Su hijo, Jean Pierre Gardey,-nos continúa dicendo- fue el padre de los inmigrantes, casado en primeras nupcias con Anne Etchebarne, con quien tuvo dos hijas: Marie y Anne, que quedaron huérfanas muy pequeñas y no vinieron a América.”
“En segundas nupcias se casó luego con Marie Bourdiu y tuvo su primer hijo varón Noël, su heredero. A los dos años volvió a enviudar y será Josephine Sarlangue, su tercera mujer, la madre del resto de sus hijos.”
Jean Pierre era de oficio zapatero y-nos dice Irianni-vendió su capital para que sus hijos Noel, Juan, Pedro, Sulpicio, Catalina y María emigraran a Argentina.
Partieron de Bordeaux en el vapor Les Grandes Antilles y llegaron a Buenos Aires el 2 de enero de 1864.
Noël era artesano del cuero, oficio heredado de su padre y éste de su abuelo. Su negocio, “Boutique Gardey”, quedaba en la casa lindera, ambas construcciones típicas, la “maison béarnaise” construidas en piedra de los lechos de los ríos, y techo en tejas. Cuando emigró, dejó todas sus propiedades y negocio con un poder para administrarlas, a sus primos Pierre Bourdiu y Pierre Arribère.
Llegó con su esposa y 3 hijos y quedó junto a su cuñado y familia en Chascomús por temor a los indios. Allí nació su cuarto hijo, Bernardo. En 1867, después de su hermano Juan, se radicó en Tandil, donde tuvo 3 hijos más e instaló la Carnicería Gardey , en tanto su hijo Luciano entró como dependiente del Almacén Gardey de su tío Juan.
Los hijos del matrimonio de Noël y su esposa, Marie Arribère dit Hourcades, fueron:: Luciano Marcelino, casado luego con Adèle Fourcade; Juan Luis, que se casó con Teresa Larrous; Marie Louise y Anne Marie, mellizas, que fallecieron en Francia muy pequeñas; María Amalia, que se casó con Francisco Lahore Lanusse, que fue quien alentó la venida de la familia ya que trabajaba junto a sus primos Pedro y Antonio Lanusse.; Bernardo, argentino, casado luego con Juana Apphatie;.Silvano, argentino, soltero; Juan, argentino, que se casó con María Saccomani (ascendiente de nuestra informante) y Honorio, argentino, casado luego con María Appatie.
Por su parte, Juan era hijo del tercer matrimonio de Jean Pierre, y figura censado como comerciante en Francia. No fue artesano ni agricultor. Vino soltero y se casó en Tandil, ni bien llegó en 1864, con Josefina Sarlangue, su sobrina, de igual nombre que su madre. Junto con su cuñado Silvano Dufaur fundaron el Almacén Gardey. .Juan también fue carretero, amigo de Ramón Santamarina, comenzó a acumular tierras hasta amasar una gran fortuna. Fue padre de once hijos tandilenses, muchos de los cuales fallecieron pequeños.
Poco tiempo después de llegados a Tandil, los hermanos figuran con una fonda y un almacén en la zona céntrica del Tandil y ya en el censo nacional de 1869, Juan está asentado como comerciante.
El almacén estaba ubicado en la esquina de Gral. Belgrano y Gral. Rodríguez, frente adonde había estado el Fuerte, (que comenzó a ser desmantelado en 1865), es decir en la esquina donde actualmente está el ACA.
Allí los Gardey fueron cimentando una fuerte posición económica en el pueblo lo que les permitió expandirse en forma bastante rápida dado el rendimiento económico de su emprendimiento. En ese sentido, el desaparecido amigo Horacio del Giorgio lo referencia como acopiador viajando a los pueblos rurales cercanos: PIlar, López y Vela, comprando y vendiendo mercancías y más tarde haciendo viajes a Buenos Aires, con similares objetivos.
Años más tarde-siguiendo a Irianni-en los libros de solicitudes de tierras entre 1850 y 1890, Juan Gardey adquirió solares y propiedades, tierras que vería incrementadas con compra de campos a fines del siglo,que lo llevan a la zona ya citada de Las Horquetas.
Vale la pena, a esta altura, comentar que de acuerdo a lo investigado por Jorge Miglione, fallecido don Pedro J. Vela, heredó sus bienes su viuda Petrona Vasquez de Vela, entre ellos las tierras ubicadas en “Las Horquetas del Chapaleofú”, las que a su muerte se dividieron entre sus sucesores, pasando Las Horquetas a poder de su hija Petrona Vela de Valdivieso.
Como sabemos, el 19 de agosto de 1883 el FFCC del Sud inauguró el tramo de Ayacucho a Tandil, ese mismo año se inició el proyecto de prolongarlo a Juárez proponiendo la instalación de una estación en el kilómetro 356, que se llamaría Pilar, por la ya citada Pilar López de Osornio. En ese contexto, Petrona V.de Valdivieso vendió una superficie de 37 hectáreas con destino a vías y estación-según Miglione.
En 1884 ya se anunciaba que los rieles llegaban al Chapaleofú y el 8 de marzo de 1885, finalmente, se inauguró el ramal quedando desde el día siguiente abierta la línea al servicio público, al igual que la estación Vela.
Petrona V. de Valdivieso, había vendido sus tierras a Justiniano Posse y en 1890 esas 5399 hectáreas, en cumplimiento de un pacto de retroventa, fueron transferidas a Armindo Valdivieso, comenzando a denominarse como “Las Horquetas”. Por su parte, el citado Valdivieso, el 5 de octubre de 1891 se las vendió a Juan Gardey al precio de $ 180.000 m/n. Casi cuatro años más tarde, el gobierno de la provincia de Buenos Aires, el 19 de agosto de 1895, modificó el nombre de Pilar por el de Gardey a la estación ferroviaria, respondiendo así a la identificación que se hacía en ese momento de la zona, por ser Juan Gardey propietario de los campos que la rodeaban.
Siguiendo los dictados de su personalidad emprendedora, Gardey comenzó a construir frente a la estación ya denominada con su apellido, una sucursal del próspero almacén que poseía en Tandil con el nombre de “Almacén y Tienda Las Horquetas”, a su fallecimiento y por la sucesión, se adjudicó el condominio de sus hijos Eduardo y Emilio, el campo “Las Horquetas”. .El negocio de Ramos Generales, a su vez, pasó a ser dirigido por la sociedad Peyré y Gardey, integrada por Santiago Peyré, que se hizo cargo del Almacén de Tandil, y Juan Gardey, hijo de Noël y sobrino del fundador, que continuó dirigiendo la sucursal instalada en la estación.
Los hermanos Eduardo y Emilio Gardey construyeron en “Las Horquetas” una casa importante y en abril de 1908 dividieron el condominio de varios bienes que poseían, adjudicándose a Eduardo, dos de las fracciones de ese establecimiento sumando un total de 2.533 hectáreas.
En 1912, Eduardo Gardey vendió a Adriano Dithurbide las dos fracciones de campo de su pertenencia que formaban parte de “Las Horquetas” y el 25 de octubre de ese año, éste hizo lo propio vendiéndolas a Pablo Guglieri, un italiano llegado al país en 1885, que había tenido una activa participación en la fundación de Daireaux , quien otorgó un poder especial a Juan Salduna para que en su nombre y representación realizara todas las gestiones relativas a esta operación y además comenzara las gestiones para la fundación de un pueblo.
De esa manera-apunta Miglione-“ la tozudez bearnesa que había traído Juan Gardey, más la fuerza emprendedora de la sangre piacentina de Pablo Guglieri, se fusionaron para hacer nacer un nuevo pueblo”. En marzo de 1913, el citado Salduna presentó ante el Ministerio de Obras Públicas de la provincia de Buenos Aires en nombre de Pablo Guglieri, la solicitud de autorización necesaria para fundar un centro de población sobre la estación Gardey del F.C. Sud.
Efectuada las observaciones pertinentes por parte del Departamento de Ingenieros, Guglieri, en nota del 5 de abril, propone “Que como nombre del centro encuentro que es conveniente conservar el de Gardey a inmediaciones de cuya estación esta situado”, recibiendo como respuesta del Poder Ejecutivo provincial, la resolución del 7 de abril de 1913 que establecía:“Aprobar los planos presentados por don Pablo Guglieri para la fundación de un pueblo en el partido de Tandil, el que se denominará “Gardey”, resolución que puede considerarse como el acta fundacional de la localidad rural.
De esa manera quedaba integrada definitivamente a la toponimia del Tandil este apellido del que son hoy portadores numerosos vecinos amigos, que fieles a la tradición familiar, brindan a la comunidad su trabajo, con el que honran a sus pioneros antepasados.

Nota: En próximos ejemplares Tiempos Tandilenses proseguirá brindando otros detalles sobre el pueblo de Gardey.

Daniel Eduardo Pérez

sábado, 18 de septiembre de 2010

DOLORES, REFUGIO DEL ÉXODO TANDILENSE

DOLORES, REFUGIO DE LOS TANDILENSES DEL ÉXODO

En 1854, el Tandil parecía encaminarse con firmeza hacia un destino floreciente y de bienestar. La sensación en realidad era provocada por el entusiasmo del Juez de Paz, don Carlos Darragueira y otros vecinos que con ideas que hoy podríamos llamar progresistas, entre los que se contaba el infaltable danés Juan Fugl, promovían gestiones tendientes a lograr ese fin.
El mejoramiento del estado del “viejo” Fuerte; el nombramiento pionero de la primera Comisión Municipal anterior aún a la que obligaba la 1º Ley de municipalidades, que sugería la participación en la misma de dos extranjeros; la puesta en marcha de la primera escuela pública el 14 de junio de 1854, a la que doce niños de la aldea asistieron con el carpintero y maestro norteamericano José Arnold al frente; la recuperación del nombre “Tandil” para nominar el partido, al que Rosas le había puesto Chapaleofú; la erección canónica de la primera Parroquia y la designación del primer párroco, el RP Luis María Mancini; el intento de comenzar la tarea de alumbrado público en las calles con la obligación de colocar faroles en las puertas de comercios, eran todos logros que señalaban lo afirmado en los primeros párrafos…
Sin embargo, nubes de tormenta teñían este horizonte de progreso del Tandil de esos años. Efectivamente, poco después de comenzar 1855, Calfucurá se abatía sobre Azul el 13 de febrero: 5000 lanzas dejaban un saldo de más de 300 muertos, unas 150 familias cautivas y nada menos que un botín de 60.00 cabezas de ganado.
La llamada frontera interior se sacudía temblorosa ante los embates araucanos y el temor cundía corriendo por los polvorientas huellas, hacia los poblados cercanos a los hechos mencionados, tal como el mismísimo Jefe de la Frontera Sur, Julián Martínez le dice a Mitre en una nota “…no pasa una hora sin que reciba noticias, partes, etc., sobre entradas de indios. Estas pobres gentes están viendo en cada paja del campo un indio grandote…”.
Ante la situación de creciente peligro, el gobierno destinó la llamada “División Operaciones Sur” al mando del mismísimo Mitre (Ministro de la Guerra), a guarecer la zona cercana al Azul, pero el prócer sufrirá una dura derrota en el combate de Sierra Chica, en marzo de 1855 y simultáneamente el Tandil será “invadido” por lanzas de Yanquetruz en la zona de la restituida estancia “El Carmen”, del Gral. Eustoquio Díaz Vélez. Tal como lo describiéramos oportunamente en Tiempos, ese año tres entradas más de la indiada del cacique citado, asolaron y despoblaron el Tandil como nunca antes y después ocurriría en su historia.
Entre los rumores y la cruda realidad, la zozobra se había instalado entre los pobladores de nuestra aldea aún más acentuada al conocerse la derrota y muerte del Comandante Nicanor Otamendi en el combate de San Antonio de Iraola, en las cercanías de la actual Benito Juárez, el 14 de setiembre de 1855…
Con la primavera, finalmente el malón llegaba el 21 también hasta el poblado, donde el Juez de Paz Carlos Darragueira y unos pocos valientes se atrincheraron en el Fuerte y esperaron para, si era necesario, pelear a mano limpia y frente a frente contra los audaces hombres de Yanquetruz. Darragueira con el viejo fortinero Zabala y el norteamericano Suessy, resistiendo junto a unos cuarenta hombres más, eran los valerosos que quedaron defendiendo el lugar, que luego tuvo que ser abandonado por falta de víveres.
Dos meses después, nuevamente el poblado, ya casi desierto y con la mayoría de sus casas abandonadas, veía en sus callejuelas el desplazamiento de los hombres yanquetruzanos que venían con la pretensión de llevarse toda la hacienda “por orden de Urquiza”, según lo registra la documentación y el 8 de noviembre rodeaban el caserío tandilense donde "... había 80 vecinos armados y 11 hombres de la fuerza del Sr. Machado a cargo de un Capitán Sr. Francisco Silva, todos ocuparon las pocas casas de azotea que hay y permanecimos dispuestos a sucumbir si héramos (sic) atacados", según relata Darragueira.
Así las cosas, llegó un parlamentario indio que informó que el cacique quería hablar con el Jefe, para ello se destacó al Capitán Silva y un lenguaraz que lo acompañara, llegando el mismo Yanquetruz a la reunión, quien con el argumento ya citado y seguramente falaz, manifestó que si no se resistían, no habría ni saqueo ni agresiones.
Un par de días después, el 10 de noviembre " a la defensiva", partían Yanquetruz y sus hombres con la hacienda arreada, ante la inacción de los pobres vecinos, que no tenían ni noticias de la ayuda solicitada con el envío nocturno del valiente chasque Ramón Cáceres, hasta que próximo el mediodía, ¡por fin!, se supo que a cinco leguas del Tandil ya estaba una fuerza al mando del Cnel. Ocampo, la que después de un fugaz enfrentamiento con los indígenas, logró dispersarlos trayendo de regreso gran parte del botín.
El sofocón había pasado, pero como atestigua Fugl en sus Memorias:"...los soldados no fueron mucho mejores que los indios, pues los días que quedaron en el pueblo y alrededores, robaron y saquearon las casas abandonadas, llevándose cuanto les pareció útil.
"El pueblo nada había sufrido ni las viviendas de mi chacra".
Sin embargo los pobladores habían partido por miedo o por seguridad, algunos hacia Dolores, tierras más cercanas a sus propiedades del Tandil y otros hacia Buenos Aires, destino más lejano pero más seguro…
Familias enteras dejaron las serranías hacia los lugares mencionados, por los “caminos” que luego recorrerían las rápidas galeras en sus “carreras” (así se denominaban los itinerarios) y de las que el mismo Fugl nos dejó testimonios (ver en Tiempos “Postas y mensajerías”).

Pasado un tiempo y restablecida la tranquilidad, poco a poco los vecinos más influyentes volvieron a insistir en lograr el beneficio de las mensajerías y sus diligencias. Juan Fugl- cuando no- nos relata estos episodios de los que fue protagonista y que determinó la formación de una "empresa" local dispuesta a doblar el brazo de los porteños que las pretendían y arreglarse con los propios medios del pueblo. Aquellos hombres de nuestro pasado, ya enseñaban el camino que Tandil, en tantas oportunidades, tuvo que afrontar, empeñoso, casi testarudo, pero con una gran fe en las propias fuerzas...
A partir de entonces, Tandil tuvo servicio de correo y pasajeros y los mismos se conservaron hasta la llegada del ferrocarril en 1883 y aún algunos años más.
Lo curioso-o no tanto- fue que además de los pobladores comunes, también funcionarios “electos” habían dejado el Tandil con los rumbos ya citados, hombres que debían reemplazar a Darragueira y que no querían saber nada del asunto, como lo deja expresado Felipe José Miguens, (de los primeros pobladores, emparentado con el fundador de Ayacucho) en su renuncia a aceptar el cargo de Juez de Paz que le había sido ofrecido, documento revelador y poco conocido.
Fechada en Dolores el 7 de marzo de 1856, cuando ya la calma retornaba lentamente y el “pico” del peligro había pasado, decía Miguens textualmente en su nota:
“Al Sor. Ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores, Dr. Dn. Valentín Alsina.
“El infrascripto ha tenido el honor de recibir la nota de V.S. de fecha 9 de Febrero remitida por el Juez de Paz del Tandil, por la cual se digna al Superior Gobierno honrándolo nombrándolo Juez de Paz de aquel partido.
Le ha cido altamente honroso al infrascripto la confianza que en él se ha dignado depositar el Gobierno al conferirle el empleo de Juez de Paz del Tandil y si bien es cierto que los principios del subscripto han sido y serán siempre por la causa del orden y de las Leyes y que no ha omitido nunca sacrificio alguno, ya en su persona como en sus intereses en pro de sus creencias políticas y de su Patria, le es enteramente imposible llenar los deseos del Superior Gobierno, no porque haya falta de abnegación en el infrascripto, pero si por imposibilidad actual para poder entrar en funciones en el empleo que se le confiere.
“La incursión vandálica del 13 de noviembre obligó al susbscripto (como a todos los hacendados del Tandil) a abandonar sus Establecimientos, llevando las haciendas que salvaron a gran distancia de allí para ponerlas a cuvierto de nuevas invasiones, y como de entonces a aquí, lejos de sesarse aumentan los temores, en vista de las subsesivas invasiones, lejos el infrascripto como los demás de blolver (sic) a sus hogares, no creen seguros sus intereses y por lo tanto, difícil su regreso.
“Es por esto que el que firma no puede, con vastante pesar, recibir el empleo que se le confiere, pues que hallándose a cincuenta leguas del pueblo en que debe residir con sus haciendas en el primer campo vacante que encontré, y en el que no podrá permanecer mucho, se vería presisado a abandonar el cuidado de ellos (que equivale decir su fortuna) a manos estrañas que dificilmente podrán llenar el vacío que dejará.
“Cree el infrascripto que el Superior Gobierno dé por suficiente las causas que espone y se digne admitir la renuncia que respetuosamente hace del empleo que se le confiere”.
“Dios Gue. a V .E. ms. as.
Felipe José Miguens
(una rúbrica)

(Documento obrante en el Archivo General de la Nación. Sala X)

La política de entonces, parece que, casi como siempre, anteponía los intereses personales por sobre los del bien común, pese a que los mismos actores (como hemos visto escrito en el documento) digan lo contrario…

En ese año-1856- la zona quedaba tranquilizada definitivamente tras los combates de Cristiano Muerto y Sol de Mayo y posteriormente San Lorenzo, donde se destacó la acción de Machado.
En el Tandil renacía la calma y ahora sí podía darse cumplimiento a la inoportuna convocatoria electiva formulada en pleno malonaje, formalizándose el 22 de noviembre la primera Comisión Municipal acorde con la Ley de Municipalidades, que integraron Manuel Romero, Felipe J. Miguens (el “arrepentido”autor de la nota transcripta…), Narciso Domínguez y Publio Massini como titulares y Ramón Gómez y Cayetano de la Canal como suplentes.
La realidad, sin embargo, indicaba que prácticamente buena parte de los integrantes de la misma, no estaban todavía en el pueblo ya que habían formado parte del éxodo del que uno de ellos, el citado Miguens, dejó el elocuentísimo testimonio del que dimos cuenta.

Daniel Eduardo Pérez

miércoles, 25 de agosto de 2010

HÉCTOR EANDI, EL ESCRITOR TANDILENSE AMIGO DE NERUDA.

NERUDA Y TANDIL
Héctor Eandi, el tandilense amigo del poeta

Hay títulos que cuando uno los escribe duda a veces de no cambiarlos por otros. No ha sido éste el caso, porque lo hemos encontrado, además de atractivo y casi enigmático, apropiado para contarle, amigo lector, aspectos poco conocidos tanto del gran poeta chileno como de otro gran escritor argentino injustamente olvidado hasta por quienes deberían tenerlo en primera fila, por haber nacido en su tierra, que no es otra que la de nuestros pagos del Tandil, aunque más exactamente hayan sido los de la localidad rural de Vela, en realidad, dicho con más propiedad, María Ignacia.
Cuando asomaba el siglo XX, esta parte del continente sudamericano, en especial Argentina, venía de superar una de las más grandes crisis económicas y sociales y mostraba una recuperación no sólo en ese campo, sino en el amplio de la cultura.
En nuestro país, en la literatura, los denominados "modernismo" y "realismo" tenían en la poesía, la dramática y la narrativa, así como en la prosa y el ensayo, destacados cultores entre los que podemos mencionar a Leopoldo Lugones, Ricardo Güiraldes, Gregorio de Laferrere, Roberto J..Payró, Florencio Sánchez, Enrique Larreta, Horacio Quiroga, Alberto Gerchunoff, Manuel Gálvez, Benito Lynch, Hugo Wast y pensadores como Alejandro Korn, José Ingenieros, Ricardo Rojas, Arturo Marasso y otros.
Por su parte, enrolados en lo que se dio en llamar poesía no modernista, se destacaban autores de la talla de Evaristo Carriego, Enrique Banchs, Baldomero Fernández Moreno, Arturo Capdevila, Alfonsina Storni, Héctor P. Blomberg, Pedro M. Obligado y Juan Burghi entre otros.
Eran los tiempos en que estallaba la Primera Guerra Mundial -1914-,asumía la presidencia Hipólito Yrigoyen-1916-, se producía la Revolución Rusa- 1917- y se producía la tristemente Semana Trágica,1919. El país estaba poblado por algo más de ocho millones de habitantes y se había producido un año antes la Reforma Universitaria y luego de mucho dolor y sangre, finalizaba la Primera Guerra.
La literatura hispanoamericana había perdido a Rubén Darío y llegaba a Buenos Aires Amado Nervo como embajador de México.
Argentina y consecuentemente Tandil, habían celebrado, con toda pompa el Centenario de la Revolución de Mayo con el brillo propio que el acontecimiento exigía, durante la presidencia de Figueroa Alcorta, siendo Intendente Emilio Vivot.
Los sucesos que precipitaron la primera gran guerra, en 1914, atrajeron aún más inmigrantes a estas tierras, escapando del horror de todo conflicto armado.
En tanto, el desarrollo local se palpaba en sus distintos niveles, con logros como el del crecimiento de la Escuela Normal, la existencia de periódicos afianzados - El Eco de Tandil, por ejemplo- y la pronta llegada de otros que, como Nueva Era, llegarían hasta nuestros días con el aporte de sus informaciones y sus ideas.
La Biblioteca Rivadavia, la educación tanto pública como privada en plena consolidación, las actividades agropecuarias y canteriles y la incipiente industria de la metalurgia, presagiaban un futuro alentador para el Tandil.
En ese marco general que someramente describimos en sus datos más relevantes, nació Héctor Ignacio Eandi el 16 de mayo de 1895 en la localidad de María Ignacia (Vela), del matrimonio argentino formado por Federico Eandi y María Artis, quienes tuvieron seis hijos más: Federico, Domingo, Dardo, Roberto, David (Nilo) y Oreste.
Luego de cursar la escuela primaria en su lugar natal, Héctor comenzó la secundaria en Tandil, estudios que abandonó.
El matrimonio Eandi tenía una fonda en la localidad rural y más tarde se dedicó a una pequeña explotación agropecuaria. A medida que los hijos fueron creciendo, tomaron caminos diversos. Así David (Nilo) terminó sus estudios secundarios y partió a Buenos Aires donde se graduó de médico. Héctor por su parte, también se fue a la Capital Federal y allí culminó la escuela secundaria recibiéndose de electrotécnico en la Escuela Industrial de la Nación.
Se casó con Juanita Birstock con la que tuvo dos hijas: Violna y Laura, que le dieron años más tarde nietos y trabajó durante tres décadas en la firma sueca SKF, en la que se ganaba el sustento.
Además de la amistad que cultivó con Neruda-motivo del capítulo - fue amigo de otros grandes de las letras, contemporáneos suyos.
Sus inquietudes literarias lo llevaron a frecuentar ambientes propicios de la época y en 1924, apareció su primer libro, en este caso de poesía, titulado "Pétalos en el estanque".
Comenzarba para Eandi una etapa donde compatibilizó su tarea de empleado de la firma citada- que lo había llevado primero a Corrientes y luego al Chaco, entre 1918 y 1921, donde conoció a fondo la realidad de aquellas regiones litoraleñas-, con su vocación literaria que le permitió ser admitido en el diario "La Nación", donde fue colaborador habitual de sus páginas literarias, casi hasta el fin de su vida.
Allende los Andes, en otro humilde hogar, en este caso chileno, comenzaba a destacarse, en la misma época, una joven figura veinteañera, que en el año en que Eandi publica su libro de poemas, él hace lo propio con "Veinte poemas de amor y una canción desesperada". Era Neftalí Ricardo Reyes Basoalto, que usted, amable lector, ya descubrió que se trataba de Pablo Neruda, quien ya había publicado su primer libro juvenil con el nombre de "Crepusculario".
Neftalí Reyes había dejado su nombre y su apellido, para usar, hasta el fin de sus días, el de Pablo, para algunos autores tomado de Paul Verlaine, y el de Neruda, que conoce poco y de quien había visto algo escrito y casi como al azar lo tomó como propio, tratándose del escritor checo Jan Neruda ( ver recuadro).
Poco tiempo después, en 1926, nuestro Héctor Eandi escribe en la revista "Cartel" una nota titulada "Los veinte poemas de Pablo Neruda",.que según testimonia Margarita Aguirre- que fuera luego secretaria y biógrafa de Neruda-fue la primera escrita sobre Neruda en el extranjero.
Eandi, ya en Buenos Aires, había descubierto aquella edición de los luego archifamosas poemas, en una de la viejas librerías que por la época estaban cerca del Cabildo, por donde Eandi pasaba frecuentemente, según testimonio recogido por la autora chilena, del hermano médico de Héctor, David Nilo Eandi.
Eran tiempos en que ya Neruda había dejado su pueblo natal y Temuco-donde había conocido a la gran Gabriela Mistral- para, pese a su juventud, destacarse en Santiago con su labor en las letras.
Neruda nos relata el momento: " Por ese tiempo llegó a Temuco una señora alta, con vestidos muy largos y zapatos de taco bajo. Era la nueva directora del liceo de niñas. Venía de nuestra ciudad austral, de las nieves de Magallanes. Se llamaba Gabriela Mistral.
"Yo la miraba pasar por las calles de mi pueblo con sus ropones talares, y le tenía miedo. Pero, cuando me llevaron a visitarla, la encontré buenamoza. En su rostro tostado, en que la sangre india predominaba como en un bello cántaro araucano, sus dientes blanquísimos se mostraban en una sonrisa plena y generosa que iluminaba la habitación.
"Yo era demasiado joven para ser su amigo, y demasiado tímido y ensimismado. La ví muy pocas veces. Lo bastante para que cada vez saliera con algunos libros que me regalaba. Eran siempre novelas rusas que ella consideraba lo más extraordinario de la literatura mundial. Puedo decir que Gabriela me embarcó en esa seria y terrible visión de los novelistas rusos y que Tolstoi, Dostoyevsky, entraron en mi más profunda predilección. Siguen acompañándome"- nos relata en su póstumo " Confieso que he vivido".
Aquella primera nota escrita sobre Neruda en el extranjero- es decir fuera de Chile-fue la que inició el mágico encuentro, al llegar a Neruda la misma, tal vez enviada por el mismo Eandi al autor chileno.
Aquel encuentro devenido en amistad, pese a que todavía no se conocían personalmente, son las amistades que, como dice Margarita Aguirre " ...son más profundas en la medida en que no están rodeadas de los accidentes menudos de la vida diaria".
Muy joven, apenas con veintitrés años, Neruda fue designado cónsul ad honorem en Rangún (Birmania), desde donde le escribe a Eandi, en 1927, lo que sería la primera carta (lamentablemente la primera de Eandi a Neruda, donde le envía su comentario sobre "Veinte poemas..." se perdió).
En esa carta, el gran poeta chileno le dice a nuestro escritor: " ... Hace mucho tiempo que recibí su libro Errantes, libro que aún me acompaña como un placer preferido, a pesar de viajes y tiempo. Circunstancias miserables de cada día, y también falta de recursos internos que correspondieran al escribirle a su magnífico resultado; eso puede excusarme ante usted de de esta falta de nobleza. Leí también, en Chile, un comentario suyo a mis 20 Poemas, que sin dificultad entraba profundamente en las ansiedades de este libro, cosa para mí inolvidable". La carta continúa en tono muy amable y finaliza: "Espero de usted sus nuevos trabajos, algún libro o revista, o carta. Haga usted amigo mio atravesar sus valientes relatos por estas aguas y tierras de calor, me protegerán grandemente del aburrimiento y del abandono.
"Créame su amigo, su adepto". Pablo Neruda.
Nació así una correspondencia que, aunque con intermitencias, se mantuvo hasta 1943 y que luego de la muerte de Eandi, seguiría con unas pocas cartas más a su viuda, Juanita. .Luego de aquellas primeras epístolas, habría que esperar algunos años para que se produjese el primer encuentro personal en Buenos Aires, al que luego nos referiremos.
Era una época en la que -como señala Aguirre- " El argentino - tal vez las condiciones de su país lo determinen- es entonces mucho más político que el chileno. En realidad, Pablo está- o parece estar- solamente dedicado al ensimismamiento de su poderosa fuerza creadora. Con los años la política con la que Pablo se comprometió va a separarlos, sin mengua para el cariño, como ya lo he dicho, y lo confirman las cartas enviadas por Pablo a Juanita, después de la muerte de Héctor...".
Ya Eandi había publicado su segundo libro, del que nos habla Neruda en la carta transcripta, " Errantes", en 1926, en este caso usando la narración como forma literaria.
La correspondencia continuó mientras duró su estancia en los países asiáticos, época en la que escribió su famosa "Residencia en la tierra", hasta que en 1932 regresó a Chile y al año siguiente fue designado cónsul en Buenos Aires. Sería entonces el momento en que ambos amigos epistolares, se verían por vez primera la cara y se abrazarían.
Los pocos meses de Neruda en Buenos Aires sirvieron para que estrecharan más aún su amistad y juntos participaran de reuniones y tertulias literarias junto a otros grandes de la literatura hispanoamericana, entre ellos García Lorca, que por esos años estaba en Buenos Aires.
González Tuñón, Oliverio Girondo, Norah Lange, Ricardo Molinari, entre otros, se reunían con ellos en el bar "Pescadito" de la Boca.
La estadía de Neruda en Buenos Aires, fue corta, ya que en mayo de 1934 debió viajar a Barcelona, al ser designado cónsul de su país allí. Serían los años en que el chileno, guerra civil por medio, abrazaría con fuerza la causa política que duraría hasta su muerte: el comunismo.
Ya "Residencia en la tierra" había sido publicada, en 1933, y la correspondencia fluida entre nuestro Eandi y Neruda había sufrido intermitencias.
En su "Genio y figura de Pablo Neruda", Margarita Aguirre, su autora, nos dice sobre esta etapa-obra, que es donde se desarrolla fundamentalmente la correspondencia que nos ocupa, " Neruda no fue nunca un espíritu religioso, ni mucho menos esotérico. Residencia en la Tierra, donde el hombre tiene que arreglar sus asuntos. Quizá el pertenecer a una familia de pioneros donde el catolicismo era practicado exclusivamente por las mujeres y mirado como un adorno femenino sin mayor trascendencia, lo hizo respetar y, en cierto modo, simpatizar con todas las religiones pero sin sentirse ligado a ninguna".
Es apreciable destacar que pese a militar en veredas opuestas, ambos cultivaron más allá de la ideología, la amistad y el aprecio mutuo. Nos lo dice Margarita Aguirre claramente en la cita transcripta en párrafos anteriores.
Las cartas se espaciaron y un nuevo encuentro entre el tandilense y el chileno-el último- se produciría recién en los ‘60, según testimonia Aguirre.
Antes- en 1944- Eandi había publicado su libro más importante " Hombres capaces", unánimemente elogiado por la crítica
Para ese entonces las corrientes literarias en nuestro país se movían entre las vanguardias y los grupos que se denominaron Boedo y Florida, que entre 1920 y 1940 enrolaron, en sus distintas formas literarias, a escritores de la talla de Jorge L. Borges, Francisco L. Bernárdez, Leopoldo Marechal (poetas de Florida y afines), así como en Boedo estaban Álvaro Yunque, R. González Tuñón, y entre los poetas independientes José Pedroni y Conrado Nalé Roxlo. En la dramática se producía el desarrollo del teatro argentino con Samuel Eichelbaum, nuestro R. González Pacheco, Armando Discépolo y otros. La narrativa de la época, continuaba en el realismo con figuras como Eduardo. Acevedo Díaz, y los ya mencionados Quiroga, Gálvez y Lynch: En las filas de Florida y afines aparecían Macedonio Fernández, Eduardo Mallea, el ya citado Borges, Norah Lange y Manuel Peyrou; en tanto en el realismo y la vanguardia, lo hacían Roberto Arlt, Nicolás Olivari y en Boedo,: Elías Castelnuovo, Leónidas Barletta, mientras algunos autores ubican como independientes a Arturo Cancela, Juan Carlos Dávalos y a nuestro Héctor Eandi. En la prosa en la que conviven ensayo e historia, Victoria Ocampo, el ya citado Martínez Estrada, Raúl Scalabrini Ortiz, Francisco Romero, Ángel J. Batistessa son los apellidos ilustres de nuestras letras, contemporáneos a nuestro Eandi.
En el contexto histórico, son los años en que se fundó la famosa revista "Martín Fierro", ocurrió el golpe de estado que depuso a Yrigoyen, en tanto en España triunfaba la República, y aquí, Victoria Ocampo fundaba su célebre revista " Sur"; mientras se suceden los gobiernos conservadores y estalla la Segunda Guerra, que sumerge a Europa, especialmente, en un baño de sangre.
En ese mundo, los caminos de nuestros personajes fueron tomando rumbos diferentes y en tanto Neruda adquiría fama y halagos a la par de convertirse en un fuerte militante político, Eandi en su recato y en su cuasi timidez, continuaba colaborando asiduamente en " La Nación", cultivando la amistad de escritores y ganándose el respeto de sus colegas, que oportunamente lo eligieron para integrar la SADE (Sociedad Argentina de Escritores).
Así como Neruda no olvidó nunca su patria grande ni su patria chica, también Eandi cultivó su amor por el pago que lo vio nacer, siendo frecuentes sus visitas a Tandil, especialmente para las fechas festivas de fin de año o sus vacaciones.
Aquí - nos recuerda su sobrino Dardo (ver recuadro)-gustaba charlar con sus familiares y con los pocos amigos que habían quedado de sus años de juventud.
Es cierto que en la literatura de Eandi ,Tandil no aparece “con nombre y apellido”, sin embargo pueden identificarse claramente hechos, paisajes y naturalmente personajes que, como el Germán de "Hombres capaces", no era otro que su hermano Dardo, el padre de nuestro entrevistado.
Tanto “Errantes “como “Hombres capaces” merecieron críticas elogiosas y no sólo eso, sino además figurar en importantes antologías.
Así por ejemplo, en su" Historia de la literatura argentina", Fermín Estrella Gutiérrez dice, refiriéndose a la obra de Eandi, a quien ubica entre los narradores posteriores a la generación denominada “Martín Fierro”: “... autor de “Errantes” vigorosa colección de cuentos que tienen como escenario la selva, el río y el campo argentino y “Hombres capaces”...”
Por su parte, el prestigioso Enrique Anderson Imbert en su obra “Historia de la literatura hispanoamericana”, en su tomo II, cita especialmente a Héctor Eandi en el capítulo de la narrativa argentina, diciendo que dedicados a la zona del Litoral y la Pampa se destacan los ya citados libros Errantes y Hombres capaces.
Pese a algunos achaques, Eandi prosiguió colaborando en el diario “La Nación, casi hasta pocos meses antes de su muerte, acaecida el 19 de mayo de 1965.
De la correspondencia con Neruda, podemos repetir que se interrumpió casi veinte años antes de que nuestro escritor falleciera, lo que no implicó el olvido del laureado Premio Nobel de su viejo amigo epistolar y de aquellos dos fugaces encuentros en Buenos Aires, por lo que una vez enterado de su muerte, con fecha 25 de diciembre de 1965, le escribió a su viuda Juanita, la siguiente carta:
" Juanita querida:
"No tuve tiempo de pasar a verla y pasar juntos un rato de tristeza. Digo no tuve tiempo, porque apenas nos quedamos unas horas aquí y llenas de preocupaciones.
"Sé que Ud. se vé con Margarita (Aguirre) que tanto estimó a Eandi y que me ha contado muchas cosas del amigo querido.
“ Hasta luego Juanita, y un abrazo fraternal de quien tanto la quiere".
Casi un año después, nuevamente Neruda le escribe a Juanita, he aquí el texto "Juanita, esta carta es para saludarte soy un ingrato, después de tantos años, aprovecho el viaje de Margarita (Aguirre) para enviarte este saludo amarillo y verde.
"Héctor está siempre en mi recuerdo.
" Vivo cambiando de sitio y no se cuándo nos veremos!.
"En cuanto a lo que sea, Margarita tiene mi confianza
"Un abrazo de Pablo Neruda y un Romeo y Julieta"
Neruda se refería a la posibilidad de publicar su correspondencia con Eandi y al envío de su traducción de la obra de Shakespeare.
A todo esto, Margarita Aguirre recuperó la última carta que Eandi había escrito a Neruda y que nunca fue enviada, allí nuestro escritor dice en algunos de sus párrafos "Desde muy lejos,- desde dos remotos mundos- la amistad nos ligaba ahondando sus raíces sagradas en nuestros corazones. Y qué admirable amigo fuiste Pablo!"
Y más adelante: " Tus versos me llegaban en su espléndida virginidad turbadora., palpitantes todavía de tu propio asombro ante ese surgir de un mundo tuyo que tú mismo apenas presentías"
Para finalizar: " Yo aquí, de este lado del mundo, a tantos sueños y leguas de distancia, he sido siempre un hito, un testimonio, un tótem de aquel Pablo, el de tus cartas y tus poemas de Oriente..."
El fallecimiento de Héctor Eandi mereció el homenaje de sus colegas, de tal suerte que fue velado en la" Casa del Escritor “, de la SADE y sus restos sepultados en el cementerio de la Chacarita.
Atrás quedaban sus cuentos, verdadero legado de este tandilense, mientras Neruda- que había sido premiado con el premio “Stalin” en 1953 y con el Nobel en 1971, lo que le dio a Chile el segundo en Letras- el primero había sido para la gran Gabriela Mistral- residía en Europa hasta que el gobierno de Salvador Allende lo designó embajador en París, desde donde, ya muy enfermo de cáncer, retornó a su patria para fallecer el 23 de setiembre de 1973.
Cuando ya ninguno de los dos vivía, Margarita Aguirre recuerda con gran cariño a nuestro escritor: “La imagen que tengo de Héctor Eandi es la de un hombre inteligente, afable, sensible, con un claro sentido de la honorabilidad. Flotaba en torno de él un dejo de tristeza que imperceptiblemente se hacía sentir a su alrededor. En sociedad, andaba siempre acompañado de Juanita, cuya admiración y respeto por su marido eran evidentes apenas se los veía. Formaban lo que hoy se llama una buena pareja.
“Cuando Héctor murió comencé con Juanita una amistad que todavía dura. Hace poco he conocido a las dos hijas del matrimonio, a sus maridos y a los nietos. Son de esas familias de las que van quedando pocas en las grandes ciudades. Nos reunimos en casa de Laura, donde vive Juanita, o en lo de Violna. Yo siento allí la presencia de Hector Eandi aunque no lo nombremos. Sigue presidiendo la vida familiar.”
Más adelante nos dice en las palabras preliminares del libro que recogió la correspondencia de ambos: “Más de cincuenta años después de iniciada la amistad entre Pablo Neruda y Héctor Eandi- dos hombres de letras con destinos tan disímiles- ellas servirán para algún esclarecimiento de la etapa quizá más importante de la vida de Neruda y para revalorar al excelente escritor argentino”.
Un elogio que no es gratuito y un mensaje claro, para quien quiera escucharlo, del injusto olvido de este tandilense, cuya obra fue recogida en diversas antologías de cuentos, entre las que merece destacarse la que dirigiera y seleccionara el catedrático Ángel Mazzei en “Treinta cuentos argentinos”, donde su cuento “Hombres capaces” figura junto a otros, de autores de la talla inmensa de Borges, Cortázar, Bioy Casares, Leopoldo Lugones, Ezequiel Martínez Estrada y otros.
Nos parece oportuno terminar este capítulo con la opinión de quien conoció a ambos y nos brindó una pauta clara de ellos. Dice Aguirre en el prólogo a su libro - ya citado-que contiene la correspondencia entre los dos: "...Ambos escritores son inteligentes y de fina sensibilidad. Eandi se queda voluntariamente en el tono menor mientras Neruda vuela hacia sus propias epopeyas y hace de su vida un holocausto en aras de causas grandiosas... (Neruda) Es también hombre de varios amores. Eandi cultiva uno solo y funda una familia: se compromete definitivamente con ella. Si solamente consideramos estos dos aspectos, el político y el familiar, ya es dable darse cuenta de las diferencias que los van a distanciar"
Esta distancia fue sin embargo de carácter, diríamos con amplitud, ideológica, lo que sin embargo no empañó ni lastimó el valor supremo de la amistad superadora, como queda explicitado en los párrafos anteriores y en toda la correspondencia y los testimonios de sus contemporáneos.
Los insondables caminos de la vida, como en una intersección, cruzaron al gran poeta chileno con el tandilense. Ambos amaron sus terruños por igual y por ello, pese a todo, se parecieron. En el fondo Neruda- sin saberlo-había tomado contacto con Tandil...ese Tandil que todavía le adeuda a Eandi un homenaje importante, porque el olvido es una de las formas de la ingratitud.
Tal como nos relata su sobrino Dardo (ver recuadro), nunca dejó de regresar a su terruño tandilense y mantener afectuosas relaciones con sus hermanos y sobrinos.
Los diarios locales recogieron brevemente la noticia y así puede leerse en "Nueva Era" del 20 de mayo de 1965, respecto a su obra: " Sus relatos eran de tipo campero, desfilando a través de ellos tipos y costumbres vernáculas, reflejados en una prosa firme, desnuda de artificios retóricos vanos".
En nuestra ciudad, el autor lo incluyó en el proyecto que luego fue ordenanza Nº 2435 de 1979, y que denominó con su nombre, como homenaje, al pasaje que nace en Av. Juan B Justo al 700 con rumbo NO.

Daniel Eduardo Pérez

miércoles, 21 de julio de 2010

LA PIEDRA MOVEDIZA DEL TANDIL

LA PIEDRA YACENTE

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Tandil disfrutó durante un tiempo, no demasiado largo si tenemos en cuenta su “descubrimiento”, de un fenómeno natural que le dio trascendencia internacional: la Piedra Movediza. Gigantesco peñasco de granito de 300 tn..que oscilaba elegante e imperceptiblemente al borde de un precipicio, con el solo impulso del viento o de la mano, en un equilibrio casi milagroso.

De indudable origen natural, pese a que no faltaron quienes como Alejandro Sorondo, unos años después de su caída, sugirió la posibilidad que fuera …¡un monumento megalítico hecho por vaya uno a saber qué civilización…! , y no faltó-como siempre-quien lo adjudicó a ¡seres extraños a nuestro planeta!, lo cierto es que el granito oscilante fue un “capricho” de la madre Naturaleza.

Decimos que la suya fue de una corta fama nacional e internacional, porque si tomamos en consideración las primeras exploraciones no indígenas en la zona y la fecha de fundación de nuestro Tandil (1823), hubo que esperar una décadas para que La Movediza fuera “descubierta” y entonces sí, a partir de ello, comenzar a forjar su aureola de magia traspasando fronteras y comenzando a figurar en cuanto libro se publicara.

Podemos decir sin temor a equivocarnos que La Movediza “murió” septuagenaria, en el conocimiento público, es decir cuando apenas alrededor de siete décadas fulguró en el horizonte legendario estando “viva” para conocerla.

En ese sentido era “jovencita” si tenemos en cuenta que su origen debemos medirlo en miles de millones de años…

Este fenómeno fue atracción de turistas y visitantes famosos provenientes de todos lados, hasta que el 29 de febrero de 1912, a la media tarde cayó de su pedestal, dejando a Tandil huérfana de su símbolo, el que quedó, igualmente, en el “reposo del guerrero” para todos los tiempos.

Más allá de las leyendas sobre la piedra, vulgares, bellas o apasionadas alrededor de su caída se tejieron diversas hipótesis que aún hoy, a 95 años de su caída, no conforman más que eso, hipótesis sin cierre definitivo, sin corolario final.

Es que desde aquella legendaria versión de la idea de Juan Manuel de Rosas de tirar la Piedra, arrastrada por cientos de yuntas de bueyes, en adelante se tejieron otras que abarcan tanto el origen de su movimiento (el corazón de la india Mini sacrificada por amor), hasta llegar al terreno de las hipótesis más insólitas cuando del origen de su caída se trata.

Cuando se desplomó estaba en Tandil el destacado escritor Ricardo Rojas, quien fue el primero en dar la noticia al día siguiente en las páginas del diario La Nación, comenzando a correr desde ese momento la versión que había sido derribada por un atentado de canteristas disconformes, contestatarios, vengativos, versión que aún hoy tiene sostenedores en la opinión no calificada.

Otros atribuyeron el desastre a las vibraciones permanentes de los barrenos de las canteras aledañas como detonante de su "muerte" (románticamente “suicidio” para algunos), no faltando quienes afirmaron que el colocar tantas miles de botellas en su base para comprobar su movimiento al romperlas, fue desgastando el punto de apoyo en la base, hasta hacerle perder el equilibrio.

Es evidente que algún factor, no necesariamente coyuntural, hizo que efectivamente lo perdiera definitivamente, pero bien pudo ser el transcurrir de los miles de años lo que fue haciéndole perder el eje justo del delicado símil de bailarina fenomenal, hasta producir un día su derrumbe final.

¿Se venía cayendo desde hacía miles de años? , como sostenía mi recordado amigo y maestro, el Dr. Huberto Cuevas Acevedo, destacado médico pero también geógrafo;¿ Fue un atentado?, como algunos pretenden ; ¿Un accidente provocado involuntariamente? O la perseverante costumbre de empujarla por parte de todos los que subían, para tratar de observar su oscilación, hasta que entre tantos miles de empujones, en una sumatoria físico- matemática la mole cayó, como lo sugiere claramente Eduardo Holmberg, el destacado científico, ligado a Tandil y que la visitó en repetidas ocasiones. La incógnita persiste, lo que potencia su legendaria fama.

Hasta el nombre que nos denomina en los mapas, TANDIL, puede haber tenido origen en aquella maravilla natural.

Oportunamente publicamos una nota con el titulo de “En torno al significado del topónimo Tandil”, en el Nº 2 de la Revista de la Universidad (1978)donde dimos cuenta de alrededor de treinta acepciones atribuidas al significado de nuestro querido nombre propio.

Palabra de origen mapuche, deformada por los oídos y las lenguas blancas, una de sus acepciones pudo haber sido proveniente de los vocablos Thav-lil, “piedra que palpita, que late.

Piedra que late, muy poético y también romántico… pero ¿ajustado a la verdad?

Lo cierto es que aquella roca que permaneció sumergida en las aguas oceánicas que hace miles de millones de años cubrían la zona, moldeándose en ellas para salir a la luz alrededor de hace 900 millones y aquí “respirar” solitaria en la pequeña cumbre rodeada de congéneres sin sus dotes de una Maia Plitsiètskaia, aunque como partenaires admirables y admiradoras de esa privilegiada integrante o, mejor, solista del ballet granítico, sucumbió rápidamente, cayendo en el escenario y enmudeciendo a la platea, quedando yacente y partida, como cadáver momificado para la eternidad terrena y la curiosidad y el lamento inútil.

Quedaba para nosotros la magia de imaginarla allí, soberbia y agrandada por los ojos de la fantasía como un cíclope imbatible que se grabaría para siempre en los corazones, en el sentimiento y en la conceptualidad de una identidad única. No es poco…¿no le parece, amigo lector?.

Casi enseguida de su caída aparecieron quienes opinaron que había que buscar la manera de reponerla en su sitial. Proyectos varios que se fueron diluyendo en el tiempo. Recordamos siempre a don Arnaldo Rizzo quien conformó una comisión a tal fin ya hasta se puso una especie de hito señalando, o más bien, dejando señalada esta intención cuando el Dr. Zarini era Intendente en 1971 y unos hermanos Maxwell presentaron un proyecto en el que hasta movimiento le daban…pero el tiempo pasó y cada tanto el tema era puesto en agenda.

Más cerca de nuestros días el artista amigo José Rossanigo concibió el llamado “piedra dorada”, una especie de monumento en bronce que en ese lugar la pusiera nuevamente a la vista erguida, pero luego de muchos cabildeos sobre el tema, en la gestión del Intendente Miguel Lunghi, se llamó a un concurso en el que hasta la gente-muy poca-votó ante varios proyectos.

Finalmente el que resultó elegido comenzó a ponerse en práctica: una réplica en materiales sintéticos y hueca con armazón interna, que podría ubicarse en la cumbre inmóvil.

Tras varios meses de trabajos y de cuestiones varias para lograr el presupuesto para abonar a sus autores, finalmente y no sin opiniones divididas, la “piedra” fue inaugurada con bombos y platillos el 27 de julio de 2007, con la presencia de la pareja presidencial y todo el séquito imaginable……

La piedra siguió muerta, sólo que ahora la vista de algo parecido, nos dejaba mutilada la imaginación y le quitaba ese halo de misterio.

El Parque lítico La Movediza nació de esta manera, esperemos para quedarse, mientras la verdadera, la caída “mira” desde abajo a su símil, soñando seguramente aquellas épocas fabulosas en el que era una atracción mundial.

Daniel Eduardo Pérez

jueves, 8 de julio de 2010

EN NUEVO ANIVERSARIO DE LA INDEPENDENCIA

194º ANIVERSARIO DE LA INDEPENDENCIA


Al cumplirse hoy los 194 años de la Declaración de la Independencia de nuestro país por parte del Congreso de Tucumán, creemos que resulta propicio meditar acerca de aquella histórica decisión y los contenidos que en el presente conlleva como mensaje para todos los argentinos.
La Revolución de Mayo, de la que celebramos jubilosamente el Bicentenario, había abierto el camino para que se sumasen el resto de las ciudades-luego provincias-de lo que luego sería Argentina y así, once que hoy son las capitales provinciales, más cuatro del entonces Alto Perú aceptaron y firmaron el Acta. Sólo las del litoral y la Banda Oriental (hoy Uruguay) no lo hicieron.
Aquel martes 9 de Julio de 1816, a partir de las dos de la tarde y bajo la presidencia del representante sanjuanino don Francisco Narciso Laprida, el Congreso concluía con la redacción de la famosa Acta de la Independencia.
Era en sí misma la concreción de un acto de coraje, como lo llama Félix Luna, porque las circunstancias así lo determinaban, dado que como el mismo historiador nos explica:

“En el norte del continente, Bolívar había sido derrotado. Chile estaba nuevamente en manos de los realistas. Los españoles amenazaban Salta y Jujuy y apenas si eran contenidos por las guerrillas de Güemes. Para empeorarlo todo, Fernando VII había recuperado el trono de España y se preparaba una gran expedición cuyo destino sería el Río de la Plata. La Banda Oriental estaba virtualmente ocupada por los portugueses. Y en Europa prevalecía la Santa Alianza, contraria a las ideas republicanas. En ese momento crítico los argentinos decidimos declararnos independientes. Fue un gran compromiso, el rechazo valiente de una realidad adversa. Era empezar la primera navegación de un país independiente, sin atender las borrascas ni los riesgos. Un acto de coraje”.

Aquel documento, firmado por 29 congresales, también tuvo en las permanentes demandas del entonces Gobernador Militar de Mendoza, el Gral. Don José de San Martín, a un protagonista trascendente, dado que lo consideraba indispensable y fundamental para su plan de libertar el resto de los pueblos de la América del Sur, en medio de la ya citada adversidad internacional.
Coincidimos con el padre Rafael Braun cuando dice que “celebrar
un cumpleaños no es lo mismo que celebrar el aniversario de una institución privada o pública. Las personas viven un número limitado de años en esta tierra: nacemos, crecemos, envejecemos y morimos. Las comunidades políticas tienen un destino incierto porque son artificios culturales. Nacen, pero no siempre crecen y maduran. Tienen una duración imprevisible, y muchas veces fracasan en alcanzar el objetivo que se propusieron sus padres fundadores
Por ello es necesario reflexionar con serenidad lo que aquel conjunto mayoritario de las provincias logró en 1816 en Tucumán, en esa asamblea común y conjunta en la que declararon su independencia iniciando el camino para diseñar su primera constitución, que se firmaría tres años más tarde.
Un historiador serio realiza una interpretación de la realidad que, al hacerla, sabe que no es la única posible, ello es lo propio de la vida académica. Cuando se recuerda un pasado compartido se lo hace tanto desde la mente como desde el corazón, pero siempre desde la verdad, que es la mejor forma de amar a nuestra Patria.
Miremos entonces al futuro y repasando el preámbulo de la Constitución Nacional, redactado años más tarde de lo que celebramos, encontraremos un conjunto de objetivos que nos ofrece una visión y una guía para nuestra conducta ciudadana: “Constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino”. Sin duda, principios capitales para poder afrontar en nuestra sociedad pluralista, el desafío de construir ese futuro desde la creatividad de un pensamiento libre, desde la escucha recíproca, desde el respeto y aprecio de las diferencias, y así lograr pacientemente consensos encaminados a aproximarnos al horizonte deseado.
Tenemos entonces que construir desde la amistad social. Dejando de lado la soberbia de la inteligencia, que nos hace pensar que somos omniscientes, y de la soberbia de la voluntad, que nos hace creer que somos omnipotentes. Avivemos el deseo de construir el tercer siglo de nuestra vida independiente con humildad, alegría y amor, buscando grandes objetivos para el bien común, sin bajar los brazos.

Celebramos así el proceso por el que, a partir de allí, con dudas, desavenencias y conflictos, algunas de aquellas hermanas de la colonia, fueron sumándose hasta reunirse en aquel 1816 como“Provincias Unidas de Sud América”, para dar esta vez un sí conjunto, propio y voluntario al afán de ser “una nación libre e independiente …”.
En un país cosmopolita y en medio del proceso general de globalización que vivimos, creemos que resulta necesario afrontar los desafíos presentes y futuros en un clima de unidad nacional , creado a partir de lo racional y lo espiritual, que reavive en el alma esa maravillosa emoción colectiva que se llama patriotismo.
Ese patriotismo que en 1816 logró que unitarios y federales dejaran de lado sus discrepancias tras un objetivo superior. Entre ellos había abogados, militares, comerciantes y sacerdotes. Después, continuaron siendo adversarios, y algunos hasta tuvieron finales trágicos.
Desde aquel punto de partida que fue Mayo, se prosiguió en la construcción de una nación que conllevó luchas internas y externas-recordemos por ejemplo las campañas libertadoras del Padre de la Patria-para plasmarse en la continuidad de aquella Acta definitoria de buena parte del porvenir, enmarcados en un pensamiento que compartimos: “ningún país puede ir hacia delante si no es por la fuerza del espíritu que lo alienta, si no es por la puesta en práctica de los ideales que inspiraron a estos hombres”.
Esta Argentina de hoy, este pueblo que celebra sus 194 años de vida independiente, no puede relegar ni desprenderse de ese legado, aunque padezca períodos de temor y desorientación, aunque se yerre mientras se avanza, siempre nos debe guiar la voz de la libertad, de la dignidad humana, de la responsabilidad ante nosotros mismos.
Ni azares sorpresivos, ni quebrantos accidentales, ni crisis ni temor alguno, pueden torcer su destino ni apagar su fecunda vocación de grandeza, mientras respaldados en la historia, se conserve la fe en el porvenir.
Como bien dijo el poeta Francisco Luis Bernárdez:
Ninguna fuerza de la tierra podrá torcer este designio y este rumbo.
Por algo hay cielo en la Bandera y un gesto noble y fraternal en el escudo.
¡Gracias, Señor, por esta tierra de bendición y porque somos hijos suyos!

DANIEL EDUARDO PÉREZ
Presidente
JUNTA DE ESTUDIOS HISTÓRICOS DE TANDIL