domingo, 18 de marzo de 2012

CANTERAS PREHISTÓRICAS DEL TANDIL

LAS CANTERAS DE LOS HOMBRES PREHISTÓRICOS

LA NUMANCIA DEL TANDIL

El apasionante tema del poblamiento temprano de nuestro Tandil y la zona, ha sido objeto de tratamiento en Tiempos en varias notas, pero cobra vigencia permanente a través de las investigaciones que realizan los científicos que periódicamente aportan novedades.

En su momento ya dimos cuenta cómo fuera del área serrana propiamente dicha, se han encontrado evidencias de aquellos primeros cazadores pampeanos especialmente a orillas del Arroyo Seco (uno de los brazos de Tres Arroyos, en el partido del mismo nombre) y en las del río Quequén Grande. En Arroyo Seco los trabajos realizados permiten ubicar la existencia superpuesta, a través de miles de años (entre los 11.000 y los 8500), de varios campamentos, junto a restos de fauna de la época ya mencionada, aunque la escasa presencia de material lítico hace suponer que la caza se efectuaba o bien en otros lugares y se la transportaba allí o bien que los restos no han sido hallados.

No queda claro, hasta ahora, si las diferencias de las construcciones herramentales, en sus características, obedecieron a la pertenencia de grupos distintos o eran los mismos grupos que fueron variando en su técnica y "estética".

De todos modos puede afirmarse que la necesidad de contar con material lítico que permitiese la confección de armas y utensilios, hacía indispensable el llegar hasta las áreas rocosas como las de Tandilia, para surtirse allí de la piedra elegida por excelencia para ello, la cuarcita, que domina ampliamente como material para el herramental. Nacen así las que se ha dado en denominar "canteras", algunas de las cuales fueron utilizadas por miles de años. Claro está que esto requería de un permanente traslado de los grupos a estos sitios, por lo que, también al cabo de esta cantidad increíble de años, establecieron como lugares esparcidos de aprovisionamiento, previo dejar en escondrijos debidamente identificados, la cantidad que creían necesaria para evitar los largos recorridos y así tener distribuidos en la pampa alejada de las cadenas serranas, espacios a los que recurrir gracias a la planificada existencia de "silos".

La talla de la piedra (miles de años después los canteristas tandilenses originarios o adoptivos, los imitaron industrialmente) era la tecnología por excelencia. Los núcleos elegidos eran trabajados unifacialmente (una cara) o bifacialmente (las dos caras) para lograr el filo necesario para cortar, raspar, descarnar, trabajar el cuero, etc.. Entre ellos uno de los más típicos era la "raedera doble convergente", muchas de éstas han sido halladas en casi todos los yacimientos de la zona citada.

Una peculiaridad encontrada en algunos de ellos, caso La China, es la punta llamada " cola de pescado", por su forma, y que tiene antiguas raíces en el sur patagónico.

También las bolas aparecen frecuentemente, aunque en etapas más recientes, lo que indica que la caza de los mamíferos , tenía lugar a media distancia o bien "cara a cara",con puntas de aproximación , ya que recién en épocas mucho más recientes hace su aparición, como verdadero paso de " progreso", el arco y la flecha.

Hacia el 7500 antes del presente, con la extinción de los megamamíferos, aparece en la zona costera, que recién cobrará su actual configuración alrededor de hace 3000 años, la caza de lobos marinos, de la cual hay muestras claras en yacimientos de Monte Hermoso, aunque la forma de la caza no ha dejado huellas demasiados locuaces.

El menú básico, rico en proteínas, por la caza de guanacos, venados y pequeños animales, mostraba los vaivenes de la "temporada" de caza y del clima que fue variando hace 7000 años para aproximarse más al que conocemos en la zona.

En realidad, según manifiestan Waters y Stafford en su informe; “en “Sudamérica, los seres humanos parecen haber estado presentes hace 12.500 años en Monte Verde,” en Chile, es decir un milenio antes que en Clovis.( EE.UU).
Allí se encontraron residuos de fogatas, restos de chozas y herramientas filosas, además de restos de llamas del Pleistoceno, pequeños mamíferos, pescados y moluscos. Reafirmando lo anterior, Mark Rose escribió en la revista “Archaelogy,” Monte Verde, con una antigüedad de 12.500 años, fue anterior a cualquier otro sitio en Norte o Sudamérica. Además, no estaba de ninguna forma cerca del estrecho de Bering, el lugar por donde la mayoría de los expertos cree que los seres humanos entraron al continente desde Asia”, En relación al yacimiento de Monte Verde puede afirmarse que es uno de los pocos yacimientos arqueológicos americanos que sobrepasan en antigüedad a los famosos restos del hombre de Clovis (11.000 a.C.).Durante casi 50 años las puntas líticas acanaladas de Clovis fueron consideradas las muestras de presencia humana más antigua de América. Casi todos los especialistas las consideraban como prueba irrefutable que el poblamiento del Nuevo Mundo se inició por América del Norte y como máximo unos 11.000 a 12.000 años a.C.
Entre 1977 y 1985, Tom Dillehay, de la Universidad de Kentucky, excavó pacientemente en Monte Verde, cerca de Puerto Mont (Chile) y el material que encontró es muy rico y bien preservado. Se trata de los restos de un campamento de 12 chozas de palos y pieles con un fechado radiocarbónico de 12.500 años a.C. Los restos incluyen instrumentos líticos y materiales orgánicos como huesos, marfiles y troncos. Fue sorprendente el descubrimiento de un campamento aún más antiguo: 33000 años a.C. De confirmarse presencia humana de más de 30 mil años de antigüedad en Monteverde, se daría un vuelco total a la explicación del poblamiento de América. Se confirmaría que miles de años antes que los asiátícos lleguen a Norteamérica por el estrecho de Bering, ya los melanésicos o australianos habrían llegado a América del Sur después de cruzar el Océano Pacífico, señala Rose.

Más recientemente (2011), se conoció un estudio de la Universidad de Texas, que publicó la revista “Science”, donde se afirma que los primeros pobladores de América pudieron llegar hace 15.000 años al continente.

Los investigadores descubrieron decenas de miles de artefactos humanos en una capa de tierra que se encuentra directamente bajo un conjunto de reliquias Clovis en Texas, lo que amplía las evidencias de que otras culturas precedieron a los famosos indígenas Clovis en Norteamérica.

Este conjunto de herramientas pre-Clovis parece tener entre 13.200 y 15.500 años de antigüedad e incluye tecnología de hojas y bifaces que podrían haber sido adoptados más tarde, e incluso mejorados, por la citada cultura Clovis.

Los científicos, dirigidos por Michael Waters informan de estos 15.528 artefactos, que constituyen lo que los investigadores llaman el Complejo Creek Buttermilk, en el yacimiento arqueológico Debral L. Friedkin (Texas).

Las recién descubiertas herramientas son pequeñas y están hechas de sílice y los investigadores sugieren que fueron diseñadas como un conjunto de herramientas portátil, algo que podía guardarse con facilidad y trasladarse a una nueva localización, que son claramente diferentes de las de Clovis, aunque comparten algunas similitudes.

El modelo "Primero los Clovis" teoriza que la población Clovis llegó al Nuevo Mundo de Asia Nororiental cruzando el puente de tierra de Bering, que conectó una vez Asia y Norteamérica.

Sin embargo, este nuevo yacimiento en Texas implica que las herramientas Clovis podrían haber evolucionado de las descubiertas en el Complejo Buttermilk Creek y que su cultura probablemente se desarrolló en Norteamérica.

En relación a este tema de hallazgos de “herramientas” y del material lítico correspondiente, debemos expresar que nuestra zona serrana de Tandilia ha sido muy poco explorada. Recientemente el Lic. Mariano Colombo, arqueólogo, perteneciente al área de Antropología y Arqueología de la Municipalidad de Necochea, declaró a Ecos Diarios de esa ciudad, en noviembre de 2011, que como primer paso de la investigación en esta zona, la recorrieron en vehículo para conocer sus límites, potencialidad y características. Luego comenzó una etapa de exploración a pie. “Estos trabajos llevaron varios días de recorridas por los distintos cerros de la zona de estudio, reconociendo en total 56 Km+ de laderas, faldeos y cimas en los distintos grupos de serranías.

Para ello fue necesaria la ayuda de mucha gente, de soporte económico y de la amabilidad de los propietarios de los campos”, La dependencia citada, hace más de veinte años que desarrolla investigaciones en la región, dirigidos por la Lic. Nora Flegenheimer. A partir de 2008, en el marco de su tesis doctoral, el Lic. Mariano Colombo retomó los estudios en el centro del área serrana de Tandilia, en los partidos de Lobería, Necochea, Benito Juárez y Tandil.

La investigación tuvo como objetivos principales: en primer lugar descubrir los sitios en los que los primeros pobladores de la zona obtuvieron las rocas para hacer sus herramientas. y además, conocer las modalidades, técnicas y estrategias que desarrollaron para extraer y trasportar esas rocas a los distintos lugares de la actual provincia de Buenos Aires.

Durante las recorridas realizadas por los científicos se descubrieron 55 sitios en los que los grupos humanos del pasado extrajeron rocas útiles, es decir, verdaderas canteras indígenas. Estos lugares se encuentran entre las localidades de San Manuel y Barker, y en ellas explotaron especialmente la ya citada “cuarcita”.

Colombo manifiesta que “Para extraer las rocas, los habitantes fracturaban grandes masas de rocas llamados filones, para lo cual debieron utilizar martillos de piedras duras y pesadas. Finalmente, la última técnica registrada fue la más compleja: para obtener algunas materias primas que se encontraban enterradas realizaron extensas excavaciones de hasta 1,50 metros de profundidad en la cima de los cerros. Esto se hizo con el fin de conseguir rocas de especial calidad para ser talladas y de colores llamativos, que seguramente tenían connotaciones simbólicas”.

Como última parte del proceso de investigación, visitaron la zona del paraje “La Numancia”, partido de Tandil, casi en el límite con el partido de Necochea y a treinta km.. de la localidad de San Manuel, en el partido de Lobería, (paraje cuyo nombre fue tomado de una desaparecida población celtíbera situada sobre el Cerro de la Muela, en Garray, al norte de la actual ciudad de Soria, España, célebre por su resistencia a los romanos La actitud de los numantinos impresionó tanto a Roma que los propios escritores romanos como Plinio, ensalzaron su resistencia) . La Numancia, en la segunda década del siglo XX, fue un centro escasamente poblado y separado de Tandil ciudad por caminos intransitables-situación que llegó hasta hace pocos años- con grandes lomadas que hacían penoso el ascenso y peligrosas las bajadas; allí, dice Colombo, :” encontramos miles de fragmentos de la talla rocas, producto de las actividades realizadas en la cantera; también carbones y huesos de venado, guanaco y peludos, lo que nos hace pensar que la gente que viajó hasta el lugar para obtener rocas, lo hizo en pequeños grupos y vivió allí por unos días”..

El trabajo de laboratorio es el que más tiempo lleva, ya que los materiales recolectados en un mes de trabajo de campo pueden estudiarse durante años. Distintos instrumentos fueron enviados a Ushuaia, donde el Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC) cuenta con un microscopio de alta precisión donde especialistas observan las marcas que quedan en los filos de los instrumentos de roca y con ello se sabrá si las herramientas confeccionadas en el sitio se utilizaron para trabajar madera, hueso, cuero o cortar carne.

En relación a los huesos, están siendo estudiados por la Lic. Agueda Caro Petersen, quien establece a qué animal corresponde y observa si tienen marcas de cortes producidas por el descarne, fracturas intencionales para consumir la médula o bien quemaduras como producto de su cocción. Sobre 3 huesos y dos carbones extraídos de distintos lugares de la excavación se realizaron análisis de carbono 14 en un laboratorio especializado de los Estados Unidos., lo que permitió saber que estas canteras fueron utilizadas al menos hace 4700 años atrás.

Luego siguieron siendo visitadas por grupos de cazadores y recolectores que los sucedieron en el tiempo, hasta hace unos 700 años atrás, época muy cercana a la llegada de los primeros conquistadores europeos. “Sin embargo pensamos-dice Colombo- que la explotación de estas canteras debió comenzar, mucho antes, hace aproximadamente unos 11.000 años, ya que rocas con características similares a las que allí se extrajeron aparecen en los sitios trabajados por la Lic. Nora Flegenheimer, fechados entre los más antiguos del continente. A medida que se avanza en una investigación se generan nuevos conocimientos pero a la vez se abren múltiples interrogantes; por ello debemos emprender nuevas excavaciones que nos permitan encontrar las canteras más antiguas”.

Digamos que recientemente (2011), en excavaciones efectuadas en Ing. Maschwitz, se encontraron piedras trabajadas que provendrían de nuestra zona, quedando el interrogante por resolver, si fueron traídas por estos pobladores o fueron obtenidas de otros mediante el trueque.

La "litificación" del paisaje, muestran la manera en que los grupos movilizaron y redistribuyeron a lo largo del tiempo la materia prima lítica con la que confeccionaron estos útiles, generando así importantes depósitos secundarios..Este proceso habría implicado, por un lado, regresos planificados hacia determinados lugares y estadías más prolongadas en los mismos, y significarían cambios en la movilidad de los grupos en relación a los momentos precedentes. Por otro lado, también habría involucrado una importante inversión de trabajo, evidenciado por el traslado de grandes cantidades de rocas, la selección de formas-base y, probablemente, la manufactura de artefactos de molienda. Debido a que en la región pampeana no hay barreras naturales ni impedimentos climáticos que limiten la obtención de materias primas líticas, se propuso que la restricción en el acceso a las zonas de abastecimiento durante el Holoceno tardío, puede haber sido producto de un control social de las mismas, afirman las investigadoras C.Bayón y N. Flegenheimer ( 2004).

Naturalmente queda mucho camino por recorrer en la tarea de clarificar qué ocurrió con los hombres que se esparcieron por la zona de nuestra Tandilia. Los trabajos científicos de gran seriedad que los arqueólogos, antropólogos y geólogos que trabajan en la zona, como los ya citados y los Dres. Gustavo Politis y Diana Mazzanti y sus equipos, entre otros, seguramente echarán más luz sobre este apasionante tema. En fin, cuándo sabremos algo más sobre el tema…el tiempo y los pacientes trabajos de nuestros científicos tal vez puedan develarlo.

Daniel Eduardo Pérez