sábado, 28 de abril de 2012

NACIMIENTO DEL MUTUALISMO EN TANDIL


EL NACIMIENTO DEL MUTUALISMO EN TANDIL

El mutualismo, como institución social es casi tan antiguo como la hu­manidad. Ya  en la antigua Babilonia, había prácticas que podríamos denominar pre-mutualistas al igual que, más cercanamente, en Jerusalén, 500 años AC. También entre los egipcios, griegos y romanos hubo hechos que ponen de relieve el despertar del espíritu gremial solidario. En todos  aparecen  esfuerzos mancomunados dirigidos a la defensa y protección de los obreros y artesanos. En la antigua Grecia  había conciencia sobre el sentido de sociedades humanitarias, que dieron larga y fecunda vida a ciertas asociaciones llamadas Sunedarias, Hetairias y Eraros, encargadas de proporcionar socorro mutuo
Entre los romanos  existían Colegios  que cancelaban el “Funeracuticum” o seguro,  a la muerte del asociado, a través de la “Collegia Teniuorum”, primitiva mutualidad, que puede considerarse de las primeras que se tiene conocimiento,  análogas a lo que en nuestros días son las de socorros mutuos, Con aportes periódicos , los integrantes de estos collegia funeraticia se aseguraban para si, o aún para sus parientes, las honras fúnebres usuales y un sepulcro honorable, asuntos importantes en la cultura de la época ,que suplían la inexistencia en Roma de cementerios públicos.
Se las denominó también societates monumenti y collegia tenuiorum y fueron el tipo de asociación a la que recurrieron los cristianos durante la época del paganismo para el ejercicio en común de su culto.
En el Medioevo, los gremios alcanzaron su máximo  esplendor, la Iglesia, inició la reconstrucción en aquellos lugares  que fueron  invadidos por los bárbaros, en los cuales y en torno a las iglesias y monasterios, fundaron escuelas, luego Cofradías, las cuales tenían un carácter económico, constituyendo posteriormente los Gremios o Ghildas, que prometían protegerse entre sí y formaban un fondo común  con sus propios aportes.
En  la E. Moderna, se trató de unir nuevamente al hombre en torno a las Corporaciones,  aquí es donde la “asociatividad” o mutualismo, como lo conocemos hoy, echó  raíces.
En el siglo XVI aparecieron las primeras Hermandades de Socorro, superación institucional de las Cofradías, pues estaban particularmente dirigidas a la protección  de los más humildes y débiles...
La Revolución Francesa, luego,  prohibió formalmente los gremios y corporaciones con personas de una misma profesión, pues  “dañaban a la libertad que la revolución venia a establecer”.
En la primera mitad del siglo XIX, el mutualismo con recursos y propia iniciativa, dio sus primeros pasos  en Asociaciones de Socorros Mutuos, para  proteger a las víctimas de conflictos,  accidentes, enfermedades, cesantía y fallecimiento
.
Para el destacado estudioso Emilio Coni, en nuestro país la historia de la mutua­lidad tuvo su punto de partida en el período comprendido entre 1852 y 1862.
Durante la Colonia existieron  algunas sociedades de socorros mutuos, como la Sociedad Italiana del Plata, pero fueron de efímera vida. Recién en el período de la Organización Nacio­nal, comenzaron a surgir instituciones duraderas y con estructuras para servir a los principios del mutualismo.
La más antigua sociedad de socorros mutuos organizada como tal: en Buenos Aires, fue la francesa "L'Union et Secours Mutuell", funda­da en 1854.
Dos años después, los obreros del calzado dieron origen a la "San Crispín" y en 1857 los gráficos fundaron la "Sociedad Tipográfica Bo­naerense", en la que el periodista y tipógrafo Rafael Pites, que pasó por Tandil dejando tras de sí cuatro periódicos, fue directivo por mu­chos años.
En ese mismo año, 1857, los españoles promovieron la creación de la "Asociación Española de Socorros Mutuos", haciendo lo propio los ita­lianos en 1858 con "Unione e Benevolenza", la más antigua sociedad de ese tipo de esa colectividad  en el país; de allí en más se sucedieron otras como la "Française", en 1859.
El desarrollo del mutualismo fue rápido, como lo demuestran las cifras que en 1914 indicaban que existían en el país 172 socieda­des argentinas con 65.188 socios; 181 cosmopolitas con 150.004; 463 italianas con 166.086; 250 españolas con 110.040; 92 francesas con 12.311 y 44 de otros orígenes con 4.008 asociados.
El Censo Nacional informaba que el país tenía por entonces 7.903.662 habitantes de los que 2.357.952 eran extranjeros, siendo de ellos 929.863 italianos y 829.701 españoles. 
De 41 ins­tituciones que se fundaron entre 1854 y 1870, pasaron a fundarse 107 entre 1871 y 1880, período en el que nacieron las primeras de Tandil.
El aumento de estas instituciones sufrió un detenimiento, para luego pasar a un crecimiento y/o consolidación de las creadas, registrándose en 1926 un total de 1.009 que treinta años des­pués, llegaron a casi el doble.

EN TANDIL
En  ese marco de desarrollo del mutualismo, Tandil fue un reflejo del panorama general y del pueblo que era en 1870, con una afluencia cada vez más creciente de extran­jeros. Contaba con vecinos que deseosos de brindar su esfuerzo por el bien común, se nuclearon hacia fines de ese año, para intentar la concreción de una iniciativa que pretendía crear una entidad mutual que a la postre fue la primera de ese tipo en Tandil. El  25 de octubre, en una asamblea general convocada por un grupo representativo de vecinos, quedaron establecidas las bases del reglamento para la nueva institución que se denominó Sociedad Filantrópica "La Caridad" de Tandil y que fue formalmente cons­tituida el 1  de noviembre de 1870.
Esta Sociedad, la primera de su tipo, fue fundada, por vecinos de origen extranjero, con principios afines a la masonería y dio origen, más tarde, a otras sociedades mutuales (española en 1873 e italiana en 1877). Muchos de sus integrantes fundadores fueron luego quienes crearon la logia Luz del Sud .que nació como una logia operativa. La matanza del 1 de enero de 1872, atribuida a Tata Dios., fue la excusa histórica para dar plenitud al actuar masónico que ya existía en for­ma velada, como señalamos,  a través de la Sociedad Filantrópica "La Ca­ridad" en cuyo Reglamento  quedan de manifiesto sus objetivos afines a la logia.
Según  lo establecía el Estatuto "el objeto de esta institución es la reciprocidad de asistencia en la necesidad entre todos sus socios, es decir ante las enfermedades y en los casos en que éstas corten el hilo de la vida, los honores que la religión impone. Además cada miembro se obliga a dar un legítimo realce a la institución con la práctica del amor y fraternidad recíproca. Ellos no deberán nunca perder de vista que la solidez, la fuerza y el impulso dependerán de la observa­ción rigurosa del reglamento, sin la cual ninguna asociación puede de­sarrollarse y menos vivir.
Los cimientos de instituciones analógicas reposan sobre la igual­dad, la responsabilidad y la fraternidad, palabras que deberían ser grabadas en todo corazón humano para tenerlas presentes en todos los actos de la vida" (la enfermedad y la muerte fueron desde el inicio del mutualismo preocupaciones esenciales).
La Comisión Provisoria que se ocupó de la organización de la entidad, estaba presidida por el comerciante italiano Pietro Girola; vice­presidente era el conocido francés Jean Marie Dhers, (dueño de uno de los primeros hoteles de Tandil, denominado "De la Piedra Movediza"); secretario era otro conocido francés: Bernard Sabatté La­place; vice-secretario era el comisionista italiano Ottavio Brivio; tesorero el conocido constructor, también extranjero, Antonio Bellami y vice-teso­rero el boticario italiano Flaminio Maderni. Otros destacados veci­nos como Jean Espel (francés), Gesu Zibecchi (italiano), G. Ayçaguer (francés), Bernard Mon (francés), Louis Dufaur (francés), Luigi Zibecchi (italiano) y Antonio Allievi (italiano) componían el resto de la Comi­sión. Varios  más firmaban al pie del acta fundacional, con sus nombres en castellano, como los de la comisión, lo que es curioso, pues­to que años más tarde, muchos de ellos en las actas de la "Societá Unio­ne Italiana",  firmaban en su idioma nativo. Estos fir­mantes fueron declarados socios fundadores.
Si bien la institución fue iniciada íntegramente por extranjeros, debemos destacar, de acuerdo a lo que se desprende de la lectura del Estatuto, que eran  los socios fundadores  quienes presentaban a los candidatos para ser admitidos, no siendo requisito indispensable ser extranjero para ingresar.
Franceses, especialmente vascos franceses, e italianos, integraron este núcleo primigenio que dio origen a la primera entidad organi­zada específicamente para prestar servicios de ayuda mutua en Tandil.
Resulta interesante señalar el amplio sentido internacional que tuvo esta entidad tandilense, porque aún cuando se aprecia la casi ausencia de españoles y dinamarqueses en el momento de su creación, estos se agregaron luego en los años subsiguientes.
La Sociedad Filantrópica "La Caridad", inició sus actividades dando ingreso en la primera reunión formal del 1 de noviembre a $ 10.070 m / c. En su segunda reunión, la Comi­sión dio entrada a la propuesta del Dr. Giuseppe Fuschini como médico de la Sociedad, siendo así el primer médico oficial de una Socie­dad mutualista de Tandil.
Las reuniones habituales se efectuaban en la  casa de Dhers, ya que la Sociedad no poseía edificio propio en sus primeros años. En el primer aniversario de la fundación, al renovarse la Comisión Directiva, aparecieron algunos españoles, todos ellos vecinos res­petables del pueblo y criollos destacados de entonces. La asamblea del 5 de noviembre de 1871 consagró así a  Bernard Sabatté Laplace, como Presidente; vicepresidente: Carlos A. Díaz; tesorero: Ramón Santamarina; vice tesorero: Jean Espel; secretario: Manuel Suárez Buyo y vice secretario: Jean M. Dhers.
Al año siguiente, la Comisión fue renovada nuevamente eligiéndose en esa oportunidad Presidente a Ottavio Brivio.
Esta Comisión, en la reunión del 20 de enero de 1873, decidió la construcción del edificio propio en los terrenos donados al efecto por los socios Manuel Suárez Buyo y César Magnin, colocándose la pie­dra fundamental del mismo el 14 de setiembre.
Ese mismo año se produjo la primera derivación o consecuencia de la actividad mutual iniciada por "La Caridad", al fundarse la Socie­dad Española.
Un grupo  de 44 españoles, fue el que creó  la Sociedad Española de Socorros Mutuos y Beneficencia. Los fundadores,  cuya primera presidencia fue desempeñada por  Joaquín Rivera,  lo decidieron en la  reunión del 8 de diciembre de 1873. Acompañaron a Rivera, entre otros: el Dr. Eustaquio Herrera y Salas,  Remigio. Sánchez, Manuel Suárez Buyo., Faustino de Lejárcegui, Aureliano Aguirre, José María Fernández, José Fernández Currás, José Pardo, Lucas R. Benavídez, José María Sampaul, Ramón Santamarina, José María Niel, Manuel Martínez,  Francisco. Barberena, Remigio Sánchez, Eduardo. Estévez., Martín Maritorena, Antonio Usandizaga, Manuel de Castro y Uviña,  José  Antonio Lavayén. y  Justo Lavayén..
Por su parte “La Caridad”, el 9 de noviembre de 1873, en asamblea ordinaria  eligió Presidente a Carlos A. Díaz; vicepresidente a Graciano Ayçaguer, Tesorero a Marie B. Dhers, vice-tesorero a Blas Mathiasen¡ secretario a José M. Bentín y vice- secretario a Manuel M. Fernández.
El crecimiento de las actividades de la Sociedad obligó a con­tratar, el 4 de julio de 1874, a un secretario rentado, designación que recayó en el vecino Francisco Álvarez. Fue precisamente éste quien ins­cribió en los registros, en setiembre de ese año a Antonio de Vecchi, que a la postre sería vicepresidente fundador de la "Societá Unione Ita­liana".
La preocupación de la Comisión por el edificio propio había da­do sus buenos resultados por lo que ya en 1876 las reuniones se efectuaban en el edificio social de la institución, que a veces fue utilizado por las colectividades sin sede para reuniones o incluso para sus oficios religiosos los domingos, como en el caso de los daneses, que la solicitaron en junio de 1876, cuando todavía no había sido terminado el Templo, inaugurado en 1877.
En 1876 Suárez Buyo asumió la presidencia de la entidad, secundado por Manuel Eigler como vicepresidente y Al­berto Speroni como secretario, notándose la permanencia, en la comi­sión, de Joaquín Rivera, presidente fundador de la Sociedad Española.
El  8 de iulio de 1877, por su parte, nació  la "Societá Unione Italiana". Un maestro sería su primer presidente, don Andrea Clari, que ejercía su profesión en la Escuela Graduada de Varones (actual escuela 1), otro maestro, Antonio de Vecchi -que ejercía su noble tarea en el: "Colegio Ítalo-Argentino" de los Bruni-, fue designado vicepresidente; Giuseppe Vitale, que había tenido experiencias anteriores como secre­tario rentado de "La Caridad", fue el primer secretario; otro experto  en este tipo de comisiones, el citado Ottavio Brivio, ocupó la pro-secretaría; Antonio Bellami fue designado tesorero y el comerciante Martino Zibecchi pro-tesorero. Para vocales fueron electos los comerciantes Daniel Speroni, Alberto Speroni, Gesu Zibecchi, Antonio Barbaro, Giovanni Cavalleri, Giovanni Scuffi, Giovanni Dabondi o Dabbondio, Ambrosio Zibecchi, Giovanni Zibecchi y  el boticario Flaminio Maderni.
La presidencia de "La Caridad" fue asumida en 1877 por el danés  Manuel Eigler y la vicepresidencia por Lucas Be­navídez,  Speroni ocupó el cargo de secretario y tesorero fue designado Joaquín Rivera, encontrándose entre los vocales Ju!io Anizán, Antonio Usandizaga, Giuseppe Macchi y Giulio Volpatti,
Resulta curioso, luego de observar la conformación de estas co­misiones, el hecho  que varias personas, como prosiguió ocurriendo luego, fueran miembros en forma simultánea de dos entidades similares en sus propósitos y que desarrollaban su acción en una comunidad pequeña como lo era la del Tandil de entonces.

La coexistencia de las tres entidades simultáneamente e incluso con dirigentes que participaban en dos de ellas (Española y La Caridad  e Italiana y La Caridad) fue "pacífica" hasta 1879, en que posiblemente por disidencias entre las dos colectividades más poderosas que inte­graban "La Caridad", ésta se transformó en la "Cosmopolita" dejando sentado entre sus principios la franca recepción de asociados de cualquier nacionalidad, a diferencia de las otras mencionadas.
Aquella amplitud de espíritu de los fundadores de “La Caridad” se mantuvo en el tiempo, traduciéndose más claramente cuando el 6 de abril de 1879 se transformó  en la citada "Sociedad Cosmopolita de Socorros Mutuos" y así lo expresaba en su Estatuto. Iniciaba así su vida una institución de larga y meritoria labor en Tandil hasta su fusión con la "Societá Unione Italiana”.  
Por su parte, en 1894 los franceses fundaron la Sociedad Sadi Carnot cuya primera comisión fue presidida por el incansable Bernard Sabatté Laplace.
A tantos años de aquellos pioneros, hoy Tandil tiene mutuales valiosas, entre las que merecen destacarse la Asociación Mutual de Empleados Municipales de Tandil (AMEMT) y la Asociación Mutual Universitaria ( AMU), de relevantes y positivas prestaciones a la comunidad, que siguen el camino abierto por las citadas hace más de un siglo, “aggiornadas” en sus acciones.
En esta síntesis apretadísima, amigo lector de Tiempos, hemos querido dejarle un panorama sobre este tema que fue y es de especial importancia social.
  
                     Daniel Eduardo Pérez